Como las aves me toca ir de rama
en rama, mi vuelo es alto y a veces me
lanzo en picada como queriendo estrellarme contra el suelo pero no lo hago ,me
gusta jugar al peligro pero con cuidado
arriesgo y a veces gano otras no , pero sigo volando confiado, el tiempo
es malo y mis alas se detienen un
momento para lentamente planear sobre aquel valle de lágrimas donde muchos
están llorando y otros me miran con la boca abierta y los brazos extendidos, luego de verlos
lentamente agito mis alas y poco a poco
me alejo prometiendo regresar cuando ellos no estén.
Mis alas me llevan a donde yo
quiero ir ,me bastan solo agitarlas a
voluntad para tomar mi rumbo y llegar a
mi destino, algunas veces tomo gran altura
y otras no para poder ver más de cerca
lo que quiero ver , miro el panorama y hago algunas anotaciones en mi pequeña bitácora , a veces el viento fuerte hace que me desvié y me
cuesta mucho retomar mi rumbo cansado por el esfuerzo realizado busco un
lugar donde descansar, y cuando me cae la noche busco abrigo en cualquier nido
abandonado que a mí me sirve mucho y
allí acurrucado entierro mi cabeza sobre
el plumaje de mi pecho y me cubro
con mis pequeñas alitas y así me quedo dormido.
A la luz del alba mi canto despierta
a todos, agito mis alas y vuelo raudamente
por el cielo infinito buscando mi
destino, he escapado de muchos cazadores, esquivo las piedras que me lanzan
unos traviesos muchachos con sus hondas, una que otra ave rapaz a querido devorarme pero he salido bien
librado gracias a mis hábiles maniobras, tengo muchos amigos pero prefiero
estar solo, mi libertad es lo más
valioso que tengo y no deseo estar en ninguna jaula adornando el patio de alguna casa.
En este día soleado no se a donde ir y he hecho un alto en mi
vuelo, estoy posando en esta planta de limón
pensando que hacer, de improviso
una persona aparece en la ventana cercana al limonero. Me está observando detenidamente y sonríe
levemente al notar mi presencia, luego desaparece yo me quedo quieto pensando a donde ir.
Nuevamente esa persona se asoma por la
ventana y portando un aparato en su mano
trata de enfocarme, entiendo lo que quiere hacer y me mantengo quieto, luego de
un instante escucho un ¡click! Que me puso un poco nervioso di pequeños saltitos en la
estrecha rama y al sentir que
todavía estaba vivo agité mis alitas y me alejé
de aquella planta para siempre.