Ahora después de mucho tiempo regreso a mi terruño, a Jauja aprovechando unos días de mis cortas vacaciones, pero ya nada es igual estoy envejeciendo al igual que aquellas casas que se caen a pedazos, que se desmoronan llevándose pedazos de recuerdos míos quebrando mi alma y mi conciencia.
Mi barrio esta allí pero no es el mismo, sentado en la vereda de la esquina entre Salaverry con Atahualpa otrora rincón de mis sueños y fantasías de mi existencia y mi realidad donde tantas veces fui feliz donde otras tantas sonrei y algunas hasta lloré y también ame. Estoy ahora solo y triste las pocas personas que pasan me quedan mirando con extrañeza y ojos desconfiados, no me conocen y yo tampoco me reconozco.miro para todos lados como queriendo ver a alguien y no hay nadie.
Extraño a mis amigos quiero verlos, hablar y volver a reír y jugar con ellos, pero es imposible a lo mejor ellos también han cambiado como las casas, como las paredes sin color como las puertas viejas y astilladas con los candados oxidados, ya no serán los mismos pienso y cierro los ojos para no ver el cambio, ellos se fueron y quizás nunca regresen y si lo hacen no estaré yo para saludarlos será mejor así tal vez y hiera menos.
Enciendo un cigarro y aspiro los recuerdos como el humo que llega a mi cerebro y veo las caras risueñas de mis amigos niños como eran corriendo y jugando conmigo pero esas imágenes se hacen humo como el humo del cigarro que estoy por terminar. Me quedo triste por unos minutos y quiero retroceder el tiempo, la melancolía invade mi alma, suspiro y piso el pucho que se extingue.
Me levanto lentamente como adormecido doy una última mirada a esa esquina a esos rincones a esas casas , camino y dejo a mis espaldas los recuerdos y las casas con las paredes rotas heridas por el tiempo y el olvido se acerca la noche y es hora de partir hora del regreso y no hay de quien despedirme solo la mirada fija de un poste que en silencio se despide y me dice hasta pronto y cuídate.
In memoriam: Al antiguo y mítico barrio “Cruz de Espinas” Jauja. Perú
Mi barrio esta allí pero no es el mismo, sentado en la vereda de la esquina entre Salaverry con Atahualpa otrora rincón de mis sueños y fantasías de mi existencia y mi realidad donde tantas veces fui feliz donde otras tantas sonrei y algunas hasta lloré y también ame. Estoy ahora solo y triste las pocas personas que pasan me quedan mirando con extrañeza y ojos desconfiados, no me conocen y yo tampoco me reconozco.miro para todos lados como queriendo ver a alguien y no hay nadie.
Extraño a mis amigos quiero verlos, hablar y volver a reír y jugar con ellos, pero es imposible a lo mejor ellos también han cambiado como las casas, como las paredes sin color como las puertas viejas y astilladas con los candados oxidados, ya no serán los mismos pienso y cierro los ojos para no ver el cambio, ellos se fueron y quizás nunca regresen y si lo hacen no estaré yo para saludarlos será mejor así tal vez y hiera menos.
Enciendo un cigarro y aspiro los recuerdos como el humo que llega a mi cerebro y veo las caras risueñas de mis amigos niños como eran corriendo y jugando conmigo pero esas imágenes se hacen humo como el humo del cigarro que estoy por terminar. Me quedo triste por unos minutos y quiero retroceder el tiempo, la melancolía invade mi alma, suspiro y piso el pucho que se extingue.
Me levanto lentamente como adormecido doy una última mirada a esa esquina a esos rincones a esas casas , camino y dejo a mis espaldas los recuerdos y las casas con las paredes rotas heridas por el tiempo y el olvido se acerca la noche y es hora de partir hora del regreso y no hay de quien despedirme solo la mirada fija de un poste que en silencio se despide y me dice hasta pronto y cuídate.
In memoriam: Al antiguo y mítico barrio “Cruz de Espinas” Jauja. Perú
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