La noche se hace gruesa y divago en lo tenebroso de mi habitación, las
cosas desordenadas en la mesa, otras están tiradas en el suelo y mi cama parece
un desierto por la arena que tiene encima, veo unos hoyos de los cuales salen
algunas alimañas, no les tengo miedo y me sonrió mostrando mis amarillentos
dientes, luego de este dia de mierda que tuve; ya nada parece importarme y
me acuesto en mi letargo pero en vez de cerrar mis cansados ojos
los tengo mas abiertos que nunca y comienzo a mirar a través del denso humo
que pavonea las cuatro paredes de
esta habitación y no quiero abrir la ventana
y con las justas corro un poco la enorme cortina, entonces
una tenue luz ingresa y ralamente
puedo imaginar:
Que la noche es mágica y que un duende me invita a soñar y sé que últimamente apenas he parado de “fumar” y tengo la impresión de divagar. Amanece tan pronto y estoy tan solo y no me arrepiento de lo de ayer, las estrellas me iluminan y me
sirven de guía para llegar a un lugar tan lejos
pero que esta allí mismo dentro de mi habitación y me siento tan fuerte, que nadie me puede
tocar, avanzo a todo dar y las distancias se hacen más cortas pasan rápidas las horas y este cuarto no para de menguar, tantas
cosas tengo que decir y me da miedo, comienzo a sudar frió, si
fuera posible escapar de aquí.
Amanece tan rápido.
Salgo de la habitación y el
maldito duende me sigue, su cara de estúpido me da risa y me río, me acerco
hasta él y lo agarro a patadas pero mi zapato rebota en su cara no lo intento
mas y corro a leer las noticias en aquel puesto de periódico, llego cansado y
jadeando la gente me mira y junto con el duende leo los titulares de las
noticias. Oh chico, sobre un afortunado que alcanzó su meta y aunque la noticia
era bastante triste, bueno, yo me tuve que reír, vi la fotografía.
Se voló los sesos de un tiro, y
estaba allí tirado en el desierto, mejor dicho en su cama con la boca hacia
abajo y en un charco de sangre, una multitud se quedó allí mirando.
¿ Habían visto su cara antes?
Nadie estaba realmente seguro si
era el del departamento 302 del
condominio de la siguiente cuadra.
O sea yo. ( claro que no era yo)
Vi una película hoy, Oh chico, el ejército peruano
ganó la guerra. Una multitud volvió la cara, pero yo tuve que mirar habiendo leído un libro, me
encantaría que fuera verdad.
Me desperté; me caí de la cama y el maldito duende también, el pequeño
ser tomó mi mano y bajó junto conmigo las escaleras, llegamos a la cocina y nos
bebimos una taza de té y mirando hacia arriba me di cuenta que estaba atrasado.
Encontré mi abrigo y mi maletín, llegué al autobús en pocos segundos, encontré
el camino de subida por las escaleras y
me “fumé” uno, y alguien habló y entré
en un sueño.
Era el maldito duende que decía:
Borraré las pistas y nadie sabrá
que estuve aquí, y ahora es el camino del demonio ya no hay salida, puedes gritar y gritar pero es demasiado tarde, ¿por qué? ......no
has estado poniendo atención, está brillando tu cerebro como lo hacías cuando
eras joven o te desplomas viendo todas
las cosas que has hecho.
Escuché hoy las noticias, Oh chico, se te pasó la mano no usaste la
dosis apropiada y dejaste al duende en tu habitación y tus fotos están en los diarios. ¿Te estas
viendo?.
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