El tétrico pasillo
del hospital psiquiátrico se llenaba
poco a poco en horas de la mañana de sus
peculiares transeúntes, hombres, mujeres y niños de alteradas mentes hacían su
ingreso para recibir terapia y
medicación, los viejos sillones del pasillo esperaban incólumes la llegada de
tan singulares personajes, la escasa luz natural y el frio mármol de su piso
creaban un ambiente de suspenso, depresión y
escalofríos.
Sentado en el
vetusto sillón espero mi turno, me siento y observo a seres que nunca e visto,
gente bien vestida como si fueran a una fiesta, algunos señores vestidos de
blanco transitan por el pasillo llevando en
las manos papeles, documentos, y
medicinas, a mi costado un señor de
avanzada edad esta hablando solo, me mira y me dirige la palabra como si fuéramos
viejos conocidos , en la otra silla una joven mujer hace extrañas muecas
en su rostro y sonríe
exageradamente mostrando su blanquísima
dentadura, mueve torpemente la cabeza de un lado para otro y de rato en
rato estira los brazos como queriendo
recibir un abrazo.
Un hombre vestido
de blanco abre bruscamente la puerta del consultorio y pronuncia un nombre,
esto llama mi atención y mi mente se
pone en blanco por unos segundos, luego una intensa luz brillante cega
mis ojos y mis sentidos se vuelven confusos , ahora no se donde me encuentro
seres de otro lugar han venido por mi, uno de ellos toma mi mano y me guía
hasta una habitación, allí un ser grande vestido de un verde encendido me
espera, me examina detenidamente , observa mis ojos con ayuda de una linterna y
mis pupilas se dilatan, me duele ligeramente la
cabeza, luego me echa sobre una camilla y siento un hincón como si fuera
una aguja en mi brazo izquierdo y no me acuerdo mas.
No se que me a
pasado, ahora estoy flotando me siento liviano , es como si me me hubieran quitado un peso de encima, a lo
lejos veo un inmenso jardín, a mi costado hay un hombre gordo y barbudo muy
anciano levanta su mano derecha y me señala un camino, me da un leve
empujoncito y a los pocos segundo estoy parado frente a un
inmenso jardín de flores multicolores, puedo observar también grandes copas de
arboles , muchas aves y mariposas revuelan por el amplio cielo que por ahora
está sin nubes , se ve todo brillante, limpio esplendoroso me siento bien aquí
y no quiero irme.
De pronto un frio
intenso abraza mi cuerpo, estoy temblando y mis huesos pesan el doble, me siento de plomo, ahora mi
cabeza me duele y mis latidos están acelerados, mis ojos lentamente se abren y
los hombres de blanco me están ayudando, veo varias manos que me tocan, uno de
ellos me pone una gruesa manta y comienzo a calentarme, ahora ya me estoy
sintiendo bien, mientras el inmenso jardín va quedando atrás y el viejo barbón
no hace nada para impedir que me vaya.
Los hombres de
blanco me han puesto sobre una camilla y uno de ellos empuja con todas sus
fuerzas, paso raudo por el tétrico
pasillo y el hombre sigue sentado hablando solo, y con elocuencia, la mujer
sigue moviendo la cabeza de un lado a
otro, un niño en silla de ruedas con un
enorme gorro rojo que le cubre la cabeza me mira asustado, una vieja camina
lentamente llevando en la mano dos
bolsas repletas de pastillas, en la puerta veo el inmenso sol y el jardín
mustio y reseco que no se parece en nada al jardín que acabo de abandonar, las
ruedas de la camilla avanzan resbalándose por el pulido piso, alzo la mirada y
una botella gotea un liquido transparente
a través de una manguera que esta conectada a mi vena, solo recuerdo que
minutos antes me desvanecí mientras esperaba mi turno sentado en aquel viejo
sillón del hospital. Comienzo a
balbucear algunas palabras, no se lo que estoy diciendo, oigo algunas
risas a consecuencia de lo que digo, estoy hablando cosas raras, quizás lo
estoy diciendo en otro idioma, no entiendo lo que digo, los garabatos en mi
mente se propagan cada vez mas rápido, ya no me duele nada y si me duele no lo
siento, creo que a partir de ahora jamás volveré a ser el mismo, me siento
diferente.
¿Quién soy?
Es algo que no puedo responder ahora, hago el intento
de descubrir quien soy pero no puedo, me es imposible recordar todo lo que
concierne a mí, solo siento mi cuerpo inerte que es transportado por aquel tétrico pasillo del hospital, sin saber
a donde me están llevando, si estoy vivo o estoy muriendo o quizás ya estoy
muerto. Necesito que alguien me ayude y no hay nadie, estoy completamente solo
escuchando esas voces que susurran en mi oído y me llaman insistentemente por
mi nombre.
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