jueves, 2 de septiembre de 2010

POBRES RANITAS


Ese dia comentando en el trabajo de muchas cosas, salió la conversación de las ranas debido a un reportaje que salió en la televisión, en la cual se mostraban las bondades proteicas y vitamínicas de dichos batracios, los famosos extractos de ranas que se ofrecían en diferentes mercados de la capital, algunos parroquianos tenían inclusive sus “caseritos” a los cuales acudían en busca del ansiado cóctel de rana.

Nosotros nos quedamos con la interrogante de cómo seria dicho juguito, entre mis compañeros de trabajo se encontraba Edgar un oroino que conocía del tema y manifestó que el tenia su “caserita” que le preparaba su extracto y que era bueno para la salud y fortalecía su mente y su cuerpo, curiosos del dato entre nosotros decidimos hacer la prueba, para eso quedamos en reunirnos un sábado en la mañana, aprovechando que entraríamos a trabajar recién a partir de la una de la tarde, acordado el dia y la hora no había mas que esperar.

Los días fueron pasando y llegó el viernes, antes de salir del trabajo fijamos el lugar donde nos encontraríamos al dia siguiente sábado, y asegurando nuestra presencia quedamos comprometidos Edgar, Jhon ,Ricardo, Richard y yo.

Llegado el sábado uno a uno fuimos llegando al lugar indicado, era en Santa Anita por la Vía de Evitamiento, a las diez de la mañana era la hora acordada, ya reunidos todos, y en medio de jocosas bromas nos encaminamos al lugar guiados por Edgar, quien se detuvo frente a la fachada de una casa.

¡Aquí mismo es! Dijo. Señalando la puerta.

Al costado de la puerta, en la calle pude ver una pequeña mesa cubierta con un mantel blanco y sobre ella una vitrina en la cual se exhibía varios productos naturales en sus respectivos envases y al costado un recipiente de vidrio que contenía agua hasta la mitad y en su interior estaban los animalitos, los batracios de tamaño mediano y de color negrusco y verdoso y al observarlo, casi todos hicimos una mueca rara y reimos.al leer un gran letrero que decía: “Extracto de Rana”.

Tocamos la puerta y de inmediato salió a atendernos una robusta mujer de cabellos cortos y cara ovalada, creo que todos le miramos la facha para ver su higiene, y efectivamente la doña estaba bien vestida y aseada, entonces no había problema, Edgar nos miro y nos dijo:

Ustedes dirán como va a ser

Jhon le respondió, Pide nomás ya después vemos.

Edgar asintió con la cabeza y dirigiéndose a la señora pidió con su acento especial que tenía, me hacía recordar a las paisanitas que te tratan con cariño y con confianza.

Haber mamita dame tu extracto, prepáranos unos cuatrito para tomar, y ponle todo por favor.

Nosotros nos queríamos reír de su peculiar estilo de hablar en esas circunstancias, pero solo nos miramos y sonreímos.

La doña al instante se puso a trabajar, agarrando con su mano a las ranitas y nosotros viendo todo el procedimiento, luego de escoger al animal, le agarraba de las patitas y les daba sendos golpes en la cabecita, tirandolos contra la mesa, me pareció cruel eso, luego que se desmayaban las ranitas procedía a despellejarlas y a quitarle las vísceras y luego así casi vivas las metía a la licuadora acompañada de un poco de leche y otros ingredientes y unas pastillas importadas que según la tía eran vitaminas.

Uno a uno fuimos agarrando los vasos que nos servia la seño, yo fui él último por si acaso, de todos nosotros, Ricardo era él más escéptico, miró su vaso y lo pensó varias veces, Ricardo es ciento por ciento limeño y jamás en su puta vida se imaginaba en esa situación y era a insistencia suya que estábamos nosotros allí.

Ricardo con el vaso en la mano hizo una mueca de resignación y en voz baja dijo como para darse animo:

¡Bueno pues! Ya que estoy aquí no me queda otra, así que caballero nomás.

Levanto el vaso nos miro y nos dijo ¡salud! empinó el codo y comenzó a sorber todo el contenido, no solo él actuó así, creo que todos lo hicimos a excepción de Edgar, bebimos el delicioso extracto ni siquiera sentimos el sabor de la rana, a mi parecer estuvo bien el cóctel a pesar que era la primera vez que probaba dicha bebida, luego de esto nos dirigimos caminando y bromeando a un paradero para tomar el bus que nos llevaría al trabajo, tomamos asiento y al poco rato sentí un sueño tremendo mis ojos se cerraban y no podía controlar mis párpados, vi las caras de los demás y al igual que yo estaban muertos de sueño y en cuestión de minutos estábamos en los brazos de Morfeo.

Esa tarde dormitábamos a cada rato en el trabajo, pensamos que era a consecuencia del extracto, Edgar nos dijo que así era la primera vez, es como una reacción del cuerpo nos dijo, que nos había agarrado débiles y por eso era el sueño, era normal y no había de que preocuparse.

Luego repetimos esa experiencia varias semanas, hasta que un día al ir, nos dimos con la sorpresa de que habían elevado el precio al extracto da ranas, dimos media vuelta y nos dirigimos hasta un mercadillo de los alrededores siempre guiados por Edgar, él era el sabedor de esos huariques además estaba en su barrio, y allí conseguimos a otro proveedor de extractos en plena vía publica, como siempre Edgar ponía las manos al fuego por el vendedor diciéndonos que era de garantia. Este nuevo “casero” tenia una variante en la preparación, a las ranitas las hervía por unos segundos y luego las licuaba.

Después fuimos perdiendo el interés por las ranas licuadas vivas, pero no puedo negar que fue una experiencia divertida al margen de los beneficios o los perjuicios que nos pudiera causar dicha receta casera del extracto de ranas.

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