jueves, 28 de julio de 2011

ANTRO “COLONIAL”










Hace poco estuve en Jauja, para las festividades de Enero, como siempre la gran cantidad de gente que llegaba para estas fechas, las calles muy transitadas por activos peatones y un sin numero de moto taxis que si no caminas con cuidado de seguro terminas atropellado, y note o estoy notando los cambios y como siempre la bendita lluvia que jodia ¡claro! Eso no es novedad en mi tierra y en estas épocas menos así es que ya estaba preparado para cualquier contingencia con gruesas casacas, eso si tuve que comprar un paraguas para estar mas seguro y más abrigado sobre todo seco.



Los molestosos cambios saltaban a la vista, las calles estaban intransitables, las cuadrillas de operarios y la maquinaria pesada destruían el pavimento de los principales jirones de la ciudad dejando cerros de escombros, bloqueando el transito por dichas calles y encima las lluvias imagínense el lodazal que generaban para que tus zapatos terminen embarrados. Aparte es necesario mencionar el estado de abandono de las pistas jaujinas llenas de huecos y grietas enormes que impiden el cómodo transito vehicular y peatonal.



Ni hablar del jirón Junín cuyas obras están abandonadas y genera mucha incomodidad a propios y extraños a pesar de eso y sorteando algunos obstáculos incluida la molestosa lluvia, me dirigí de curioso una noche a presenciar un espectáculo folclórico tan anunciado por una radio local y por los enormes carteles colocados en la sala del ex cine Colonial, otrora elegante sala de cine en la década de los ochenta, ahora convertida con poco criterio en un antro, una vez allí compre mi entrada e ingrese, no pensé encontrar dicha sala en tal estado, totalmente abandonado, casi descuidado y algo tenebroso, convertido ahora en un “chupodromo”, lamente el uso que le estaban dando y lamente también el haber ingresado, pero ni modo ya estaba allí y le di una mirada al local y note Para mi sorpresa que le habían sacado todas la butacas, para convertirla en una enorme pista de baile, el aseo no era bueno, y la asistencia de un publico casi desconocido para mi, mejor dicho totalmente desconocido no conocía a ninguno de los allí presentes, me hizo sentir un foráneo en mi propia tierra,observe a hombres, mujeres y niños observando un espectáculo nada agradable, en el escenario un grupo chichero se encargaba de hacer bailar a los asistentes, algunos jovencitos borrachos daban una mala imagen al espectáculo, me sentí incomodo y quise salir corriendo pero me quede allí sentado e hice volar mi mente al pasado.



Recordé cuando con toda mi “mancha” asistía hace muchos años atrás a ver alguna película, que diferente que era en esos años, su elegancia se hacia sentir ni bien traspasabas esas enormes puertas blancas, sus luces y su olor a sala de cine era inconfundible y característico, recordé también que en algunas ocasiones me sirvió de salón de clases, si aunque suene raro, el cine Colonial alguna vez fue un aula de clases, allí llego a funcionar aunque por muy poco tiempo la academia PRE- universitaria del popular Chicho. Pensé en esos momentos, en esas situaciones, en la tenue luz de la sala, en las luces de colores que estaban al costado de la gran pantalla de cine, en la música instrumental que ponían mientras esperábamos el comienzo de la película, en el puesto de golosinas que existía en la entrada, en los vendedores que ponían sus triciclos de golosinas en la puerta, en el señor gordito que vendía unos ricos alfajores y en el salchipapero el único que vendía en la plaza de armas al que una tarde cuando pasaba por allí me pidió por favor que le ayude a cargar una enorme tina llena de papas picadas listas para ser fritas, lo cual hice a duras penas y por ello me dio un puñado de monedas que me puso contento. Tambien recordé que en alguna ocasión me subí a ese escenario en una actuación de la escuela creo, y sentí la majestuosidad del escenario.



El cantante del grupo chichero hace un alto a la música y levanta un poco la voz y enérgicamente llama la atención a un par de borrachos que amenazan trompearse, la gente empieza a silbar y a hacer bulla, se aglomeran alrededor de ellos para calmar los ánimos, esto interrumpe mis pensamientos y hace que regrese del pasado, poco a poco todo vuelve a la calma, el cantante entona una nueva canción y las parejas se ponen a bailar, yo a lo lejos observo y todo eso hace que deje de pensar en antaño, en los magníficos conciertos que allí se llevaban a cabo, es entonces cuando decido retirarme del lugar, estoy totalmente confundido, la gente me mira como bicho raro, me desperezo en mi asiento y bostezo lentamente, la gente me sigue observando. No aguanto más esta situación me siento totalmente aburrido y fuera de lugar y decido abandonar el antro, me levanto de la vieja butaca que es una de las pocas que quedan en la platea, bajo las escaleras y camino lentamente hasta la puerta, doy una última mirada y veo que hay más gente que al principio, llego a la puerta y más personas pugnan por ingresar, me hago un espacio y logro salir a la calle y siento el aire helado que me da en la cara, doy una mirada a la hora y veo que son más de las doce de la noche y acelero el paso, cierro la cremallera de mi casaca me acomodo la chalina y el gorro de lana y camino con dirección a mi casa. Esperando llegar sin contratiempos pues me han contado que Jauja ahora se ha vuelto peligrosa.

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