domingo, 9 de junio de 2013

MARTIN





Martin sintió un agudo dolor en el vientre, se puso de pie y camino con dirección a la puerta del departamento de su amigo Juan, quiso salir, huir corriendo pero no pudo el dolor se intensificaba cada  vez más, camino de regreso hasta donde se encontraba Juan hincado en el suelo y con la nariz pegada a la mesita de centro de la sala. Martin  presencio por algunos segundos  como su amigo se aplicaba una línea de coca.
¡Basta ya!
Dijo Martin agarrándose el vientre con ambas manos y haciendo una mueca de dolor deformando su rostro.
¡Me duele!, ya no aguanto más este maldito dolor es insoportable vociferaba Martin mientras caía de rodillas al suelo. Juan se levanto de su posición y camino hasta donde estaba Martin, le extendió un pedazo de papel con algunos gramos de coca para que aspire, Martin lo miro con desprecio y le dijo:
¡Carajo! , me estoy muriendo de dolor y tú en vez de llevarme a un hospital me ofreces esa basura.
Juan lo miro sorprendido, sonrió   y aspiro los gramos de coca que Martin había rechazado y regreso a su sitio.
Martin, trato de incorporarse pero sintió que al hacerlo el dolor era más intenso e insoportable, solo cuando estaba en cuclillas el dolor parecía desaparecer y se quedo en esa posición un buen rato, hasta que llego Fiorella, la amante de Juan. Ésta al verlo se quedo sorprendida y se acerco hasta donde estaba Martin, agazapado y de cuclillas en un rincón de la sala, se arrodillo y le pregunto qué era lo que pasaba. El pobre hombre  tenía el rostro pálido y sudaba   exageradamente. Ardía en fiebre.
_ ¿Que te pasa Martin, que mierda te has aplicado huevon.
_Nada, solo he jalado un poco de coca. ¡Nada más!
_ ¿Y tu huevon? , que mierda haces que no lo ayudas, increpo a Juan que seguía con la nariz pegada al vidrio de la mesita aspirando una línea interminable de coca. Ignorando todo lo que sucedía a su alrededor .Fiorella arrastro a Martin hasta la puerta, desesperada busco un taxi y con la ayuda del taxista subieron a Martin en el vehículo, llevándolo raudamente al hospital del seguro  en Jesús Maria. En el trayecto Martin deliraba a consecuencia de la fiebre, recordaba su niñez, de lo bien que la pasaba en su casa de Camacho en  La Molina. Nombraba a su Madre y a sus hermanos, insultaba a su padre.
_ ¿que es lo que tiene su esposo señora?, pregunto el curioso taxista.
_No lo sé, esta con un fuerte dolor en el estomago. ¡Ah!  Y no es mi esposo es solo un amigo de mi novio.
El auto ingreso por emergencia, y Martin  fue conducido en silla de ruedas hasta el consultorio, el médico de turno reviso y como Fiorella y el aseguraron que le dolía el estomago, los médicos se basaron en los datos del paciente y la acompañante y  ordenaron un lavado gástrico.
Al cabo de unos minutos, al ver que el lavado gástrico  no  surtía efecto deseado, lo sometieron a una ecografía y esto determino que Martin padecía de una obstrucción intestinal severa.
_Hay que internarlo de emergencia. Dijo el médico.
Fiorella pidió permiso para realizar una llamada telefónica, salió al pasadizo y  marco el numero de Laura desde  su celular.
_ ¿Alo?
_ ¿Laura?... Hola soy Fiorella, mira te llamo por que Martin se puso mal, le duele el estomago y muy fuerte, lo  traje al Hospital del seguro, los médicos dicen que lo van a internar a lo mejor es algo grave.
_Queee.En donde esta.Que es lo que le ha pasado.
_No lo sé, pensé que se había metido alguna sustancia extraña pero no lo creo él y Juan solo consumen cocaína, a lo mejor es una sobredosis.
_Mira, Fio, ahorita no puedo ir a verlo estoy ocupada, tengo una reunión importante del trabajo ¿tú sabes?, puedes quedarte con él mientras me desocupo, apenas termine iré a verlo y no le digas nada a los médicos sobre lo que consume. Tú  me entiendes.
_Está bien no les diré a los médicos que es un adicto.
Fiorella espero por varias horas a que Laura aparezca pero esta nunca lo hizo.Prefirio irse a celebrar a una discoteca el resultado del ascenso de uno de sus compañeros, ella era otra adicta.Fiorella también abandono el hospital dejando solo a Martin en esos  momentos muy difíciles su cuerpo temblaba y entraba en angustia síntoma claro de su adicción, necesitaba su dosis de cocaína y marcho presurosa al encuentro de Juan.
Martin  angustiado seguía  en  el hospital, los médicos le habían dicho que tenía que operarse inmediatamente y para ello necesitaban que sus familiares donen  dos unidades de sangre. Su caso era delicado, aparte de su obstrucción intestinal le habían detectado unos tumores en el intestino y el colon, le habían hecho una biopsia cuyos resultados no eran nada alentadores  para Martin. Habían pasado  varios días y nadie había venido a verlo, Martin llamaba en reiteradas oportunidades a su esposa Laura pero esta prometía ir a verlo  apenas se desocupaba pero eso nunca sucedía. Fiorella jamás se volvió a  aparecer en el hospital y el buen Juan menos.
Martin se había quedado solo en los momentos más difíciles de su vida, ahora no tenía amigos, los muchos que alguna vez compartieron con el unas líneas de coca o unas copas de whisky  se habían esfumado como el humo, ahora eran inalcanzables a lo mejor en estos momentos se estarán drogando mientras yo agonizo en este hospital, murmuro. Los dolores se fueron tornando más intensos e insoportables, los médicos presionaban por la sangre y el solo guardaba silencio y maldecía a su  mujer y sus amigos. Porque ninguno había venido a verlo  durante todo este tiempo. Permanecía descuidado con  la barba crecida y  sin  ropa limpia solo con la sencilla bata del hospital, sus sudores y temblores se manifestaban sobre todo en las noches  a causa de su abstinencia, necesitaba su dosis de cocaína. Abstraído contemplaba el techo de la habitación y un fuerte dolor en el pecho le hacía gritar de dolor y maldecía a todos. Su mirada vacía contemplaba con una quietud melancólica como las gotitas del suero caían una  a una para mezclarse con su debilitada sangre.
Esa noche no estaba dispuesto a continuar así, allí mismo se arrepintió de todos sus pecados no pensó en nadie  solo en Dios, en ese ser supremo  que según el seria su salvación. El delirio de la fiebre y los incesantes dolores de su vientre no iban a impedir que se levantase  de su cama, arranco de un tirón el catéter que estaba conectado a su brazo derecho, caminó tambaleante hasta  la puerta luego giro y contemplo la enorme ventana con un fondo oscuro de un cielo sin estrellas. Miro por última vez el oscuro horizonte y con los pies descalzos sintiendo el helado frio del piso hizo su último esfuerzo  en mantenerse  parado, cálculo por donde debería dar el gran salto ese salto que lo llevaría al  descanso eterno a la paz que el tanto buscaba. Se quedo quieto por un instante  rezo un padre nuestro en silencio, luego se persigno, tomo vuelo y con los ojos cerrados se lanzo del tercer  piso, no dio ningún grito, solo el reventar de los vidrios llamaron la atención de las enfermeras que se encontraban de guardia esa noche.
No hubo carta de por medio, Laura, Fiorella y Juan se enterarían  de lo sucedido al día siguiente por las noticias de la tele. Han pasado varios días del hecho y nadie reclama el cuerpo destrozado de Martin.









PARQUE

Te esperé en el parque Suecia,  nunca llegaste. Quedamos en encontrarnos a las  seis de la tarde. Son las siete de la noche y aun te espero, me siento como un  imbécil sentado en la solitaria banca mirando las cuatro esquinas  para verte aparecer. De rato  en rato  camino por el perímetro tratando de disimular mi malestar. Estoy que reviento de rabia, te estoy diciendo muchas cosas que  no te imaginas, y mejor para ti. Camino hasta la cuadra siguiente para evitar que la gente me vea con malos ojos pero no puedo ocultar mi malestar, no sé si irme o seguir esperando. Sera mejor que me vaya ¿Y si llegas?, que huevón soy al pensar que todavía vendrás, de seguro estás en tu casa o a lo mejor no, que mierda estoy pensando. Seguro que tu vieja no te da permiso, si seguro es eso, ni modo, no tienes como avisarme.
Ahora son las siete con treinta, ¡Carajo! Ahora si me voy  y tú te vas a la mierda, me gustaría tomarme un trago, iré a la cuadra a ver si encuentro a alguno de los muchachos para irnos a tomar unas  chelas esta huevada de esperarte ya me llegó. Mañana cuando te vea te voy a decir un montón de huevadas que tengo que decirte ya me estas llegando con tu comportamiento de niñita mimada, hasta cuando vas a pedir permiso a tu vieja, no entiendo, tienes más de veinticinco años  y  la cojuda de tu vieja cree que todavía eres una niña y te cuida como a una nena de quince.
Camino distraído por Daniel Hernández, con la mirada baja, no quiero ver a nadie y que nadie me mire, estoy furioso y si te veo ahora no se qué pasaría a lo mejor te ignore o si no te gritaría aquí mismo que te estuve esperando como un huevón más de una hora y tu seguro que vendrías con una de tus estúpidas excusas nombrando a  tu vieja.
Hace frio, creo que en vez de cervezas un roncito no caería mal así mataría mi bronca y el frio, si mejor será un roncito. Llego a la cuadra y veo al Chino sentado en un murito, me acerco y lo saludo le pregunto por casualidad si te ha visto, me mira algo desconcertado y me dice que te vio hace media hora por la cuadra ocho con un pata. Lo dejo parado con la palabra en la boca y  camino apurado  hasta  mi casa, entro y voy directo al depósito a sacar mi vieja bicicleta, salgo apurado y pedaleo cuadras arriba hasta la cuadra ocho, entro por una calle y pedaleo despacio como peinando la zona, la oscuridad en algunos rincones es absoluta. Si te encuentro con alguien carajo, yo si te saco tu mierda, avanzo unas cuadras llego a un enorme parque donde algunas veces nos encontrábamos y nos besábamos en esas bancas, doy varias vueltas al  parque pero no hay nadie, como nunca el parque esta vacio, sigo por otra calle angosta miro para todos lados y  nada. Ahora pedaleo con fuerza y agarro velocidad recorro varias callecitas estrechas y  veo los portones oscuros  y solitarios donde puedas esconderte con ese huevón, sabes que conozco la zona, anduvimos por allí en varias ocasiones, me alejo más, ya debo estar por llegar a La Mar, sigo dando vueltas como loco, sin éxito. Regreso a mi casa peinando la zona por el mismo sitio por donde transité antes, despacio, calmado, llego a la avenida y enrumbo hasta la cuadra.
Guardo la bicicleta y de inmediato salgo hasta la esquina, veo a un grupito de los patas tomándose un roncito, me acerco y  me saludan, están  Lolo y Beto, el Chino sigue sentado en el murito y se caga de risa al verme yo lo ignoro, también están  mi primo y el gordo Coco y orinando a un lado el Chato. Me pasan la botella y me sirvo y bebo el asfixiante ron, trato de no pensar en ti, a lo mejor estás en tu casa con tu vieja y tus hermanos. No puedo sacarte de mi mente cada vez te vuelves necesaria en mi vida si tan solo pudiera estar a tu lado en vez de estar chupando con mis patas miro para tu casa y no hay nadie está todo oscuro, la conversación  se  vuelve un debate de futbol analizamos el clásico que se viene la mitad somos de la “U”  y la otra mitad son cagones, hacemos algunas apuestas y luego hablamos de las hembras, te nombran a ti y  me hago el huevón, sonrío hipócritamente, solo el Chino sabe algo y también se hace el cojudo.Secamos la botella y hacemos una chanchita para comprar otra. Seguimos hablando de futbol, de mujeres, de alguna bronca del fin de semana pasado, de nuestros viejos, no sé cuánto tiempo ha pasado ni sé qué hora es ahora. El trago ha hecho efecto en todos nosotros, hablamos algunas incoherencias y a veces las palabras  se vuelven gritos.
De repente te vimos pasar delante de nosotros, nos miraste sorprendida, no estabas sola sino con una de tus hermanas  ella  pasó de largo sin mirarme y tú me miraste aunque sea unos segundos, querías venir pero no podías yo quería ir detrás de ti para pedirte explicaciones, quería saber a dónde te habías ido mientras yo esperándote como un huevón en el parque, el que estabas con tu hermana no me garantizaba nada, sabía lo pendeja que era ella, a lo mejor tu también estas en esos pasos y vienes a hacerte la cojuda conmigo,quice ir a sacarte la mierda pero mi primo me contuvo, el chino también intervino y lo mandé a la mierda, el grupo se dividió en dos mientras unos trataban de calmarme los otros seguían chupando tranquilos hablando de otras cosas.
Hoy, que han pasado muchos años, estoy caminando  por el parque Suecia y he recordado muchas cosas, te he recordado a ti, a mis amigos del barrio, si a esos huevones que me engañaron al igual que tu. Ellos sabían que estabas con él, con el pata de la cuadra ocho y se callaron , no me dijeron nada. Qué clase de amigos eran, ¡Claro! También eran tus amigos a lo mejor por eso callaron y no me dijeron nada. No sé donde estarás ahora y tampoco me interesa saberlo, no sé si fuiste buena o mala pero es mejor que todo haya sucedido así. Mejor para ambos, mejor para todos.