El hombre ingresaba a emergencia del hospital con una
herida sangrante en el cuello, un corte
de regular dimensión que le ocasionaba una profusa hemorragia, visiblemente
asustado se aferraba a la camilla y gritaba de dolor, la toalla que cubría su
cuello estaba totalmente mojada por la
sangre que manaba de su cortado cuello. Llamó la atención que el muchacho se
encontraba desnudo, cubierto sólo con una sábana
blanca.
Desde un inicio el herido no
pudo o mejor dicho no quiso
explicar las circunstancias en que había sido cortado, los médicos le
dieron prioridad a suturar el enorme
corte de más o menos diez centímetros de longitud dejando de lado las
explicaciones, eso vendría después se dijeron. Mientras el cirujano aguja en
mano procedía a coser la piel del cuello
de la victima; éste evitaba y esquivaba
las preguntas de los galenos y enfermeros con respecto a como se había hecho tan
profundo corte y que por poco le cuesta la vida.
Una vez brindados los auxilios
médicos, fue trasladado a una sala de recuperación, dándole una cama temporal
para su descanso.
_ ¿Ha venido usted solo? Preguntó
el médico de guardia.
_No, mi esposa me ha traído en un
taxi. Respondió el recién cocido aún con síntomas de dolor.
Fue en ese instante en que se
hace presente el policía para tomar la declaración del herido, luego de
preguntar la identidad del muchacho y otros datos que no vale la pena entrar en
detalles. El oficial le preguntó que como
o quien le había cortado el
cuello y con que, ya que el diagnóstico del médico especificaba: Herida profunda,
corte de diez centímetros
aproximadamente en el cuello hecha por un arma punzocortante. El muchacho
miraba a todos lados avergonzado se puso
nervioso y sonreía tímidamente cuando miraba a sus inquisidores. En otro
ambiente la esposa estaba siendo también interrogada con la finalidad de tener
las dos versiones. Para confrontarlas.
El muchacho ante tanta presión
decidió contar su verdad o mejor dicho la verdad.
Doctor, dijo y policía y médico
pararon las orejas.
_Esto es lo que realmente
sucedió:
_Lo que pasa es que yo estuve
teniendo relaciones con mi esposa en nuestra habitación, y siempre antes de
cada relación nosotros tenemos nuestros “jueguitos” y algunas fantasías eróticas, para hacer mas placentera y excitante nuestra vida sexual, a veces nos
disfrazamos de algunos héroes de los comics, otras de policía y ladrón, de médico
y enfermera, de bomberos, de soldados, de animalitos y… ¿ustedes me entienden no?
Los dos interrogadores se miraron
sorprendidos sin poder evitar una
sonrisita cachacienta.
_ Bueno si, y que más cuénteme
que pasó, dijo el médico morbosamente queriendo saber los detalles del confuso incidente. El policía era todo
orejas.
_ Lo que pasa, es que esta vez se
me ocurrió hacer de Conan el Bárbaro y
mi mujer de Sheena, la
Princesa Guerrera.
¿Saben?
Estaba tan excitado haciendo ese
personaje, era algo que nunca antes había
sentido con los otros caracterizados, esto era algo especial, estaba
eufórico, extasiado haciendo de Conan, para ello en ves de una gran espada
utilicé un machete, doctor.
¿Y…yyyyy?
Preguntaron al unísono los dos
morbosos.
Para esto hice que mi mujer se
ponga en posición de perrito mientras yo por atrás hacía mi trabajo, blandiendo el
filudo machete y penetrándola con
fuerza mientras estábamos en pleno acto mi excitación fue a mayores y comencé a hacer círculos en el aire con el machete que tenia en mi mano derecha y con
mi otra mano sujetaba la cadera de mi amada, y en un descuido ¡ZAS! Se
me escapa el machete y la hoja fue a dar
directamente a mi cuello doctor.
Los dos señores empezaron a reír.
El policía era el que mas fuerte reía.
¡Carajo! Te has podido matar,
dijo el médico.
El muchacho avergonzado bajó la
mirada y no quiso seguir hablando. Hubiera preferido haber inventado otra
historia pero estaba la versión de su esposa y si esto no coincidía ambos
hubieran tenido problemas.
_ Ahora entiendo por que estabas
desnudo y solo cubierto por una sábana. Acotó el galeno.
En el otro ambiente la esposa del
susodicho daba la misma versión de los hechos ante otro policía.
Después de unos días el muchacho
fue dado de alta.
Luis Aranda Cruz
Enero de 2013.
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