Esa tarde caminaba por la plaza,
en la esquina de Grau con Junín vi un grupo de chicas conocía de vista a todas pero solo una era mi
amiga, al pasar por el lado de ellas, Bety la que yo conocía me intercepto,
luego de saludarnos y de unas palabras de protocolo mientras las demás seguían
hablando pero con las miradas puestas en nosotros. Bety me
propuso bailar en el cortamonte de mi barrio, asombrado la quedé mirando sin
saber que responder, y de inmediato aclaró que ella no iba a ser mi pareja sino
una amiga suya, que le había pedido el favor de buscarle pareja para el día del
cortamonte.
_ ¿Y quién es? Pregunté
intrigado.
_ ¡Ah! Se trata de Carmen. ¿La conoces no?
_ Si, la conozco pero de vista al
igual que tus amigas y señale con la
mirada al grupo de chicas.
_! Ah! Pero que tonta que soy me
dijo y tomando mi mano literalmente me arrastro hacia donde estaban sus amigas
y me las presentó a todas. Carmen no estaba allí.
Luego de separarnos discretamente del grupo
preguntó.
_ Bueno, ¿Y qué dices vas a bailar o no con mi amiga Carmen?
Y sonrió cómplice de algo
_ Bueno está bien le dije, pero
como vamos a hacer por que en verdad yo no hablo con ella, y a lo mejor no sé
si querrá bailar conmigo.
_ ¡Claro! No te preocupes yo hablo con ella, dijo de
manera contundente.
Quedamos en vernos al día
siguiente para que quede confirmado lo que habíamos acordado, me despedí de
ella y de las demás chicas y enrumbé por todo el jirón Grau, en el trayecto fui
pensando en Carmen, a pesar de vivir a unas cuantas cuadras de mi casa no le
hablaba, no era mi amiga, en todo caso no porque no quisiera sino que ella se
había mudado hace pocos meses a una casa
a unas dos cuadras de la mía. Caminé
pensando en ella en su voz en su sonrisa en sus pasos de baile, en todo. La
había visto muchas veces pasar por delante de mi puerta a veces la molestábamos
con los muchachos del barrio pero ella pasaba de frente y solo sonreía ante
nuestros comentarios. Era una chica agraciada, carismática, sencilla.
Llegó el día esperado, Cortamonte
en el Barrio “Cruz de Espinas”, algo nervioso me ponía el terno mientras
escuchaba los acordes de la banda, que se filtraban por la ventana de mi
habitación. Tomé el sombrero y el pañuelo de mi viejo los únicos que había en
casa y ya estaba listo, me habilité de algunos billetes ahorrados de algunas
propinas y fui al encuentro de mi viejo, sorprendido miro mi facha.
_ ¿Vas a bailar?
_ Si, mis amigos van a bailar y
me animé yo también. (Mentira)
_! Ah! Qué bueno, ten cuidado
nomas con el árbol, fíjate bien para donde va a caer y toma tus precauciones, y
no tomes mucho.
_ Puedes darme para algunas
“chelas” y para comer algo.
_Está bien, metió la mano al
bolsillo y me extendió unos billetes.
_!Gracias pa! , ya vengo.
Y
salí más nervioso todavía con
dirección a la casa de Carmen, enternado y con el sombrero y el pañuelo puesto
mientras la banda tocaba incansable los huaynos carnavalescos, el viento
llevaba las melodías lo más lejos posible y ya me imaginaba en medio del ruedo
llevando del brazo a Carmen.
Llegué a la casa de ella y por un
momento dudé en tocar, no estaba tranquilo, a las cinco de la tarde habíamos
quedado, temblorosamente le echo una mirada a mi reloj y las agujas marcaban
las cinco de la tarde en punto, era puntual.
Ni modo, a una dama no se le hace
esperar y toqué la puerta de madera con el puño, a los pocos minutos salió un
chiquilla creo que era su hermana, pregunté por Carmen y me dijo que la
esperara un ratito que se estaba arreglando. Esperé un ratazo y aparaceció ella,
quedé atontado por un momento estaba impresionante parecía una muñequita, el
maquillaje era perfecto y me puse más nervioso todavía ¿Y si no bailo bien? Me
pregunté en silencio.
_ ¡Hola!, dijo ella con
naturalidad.
_ Hola respondí, temblando.
Caminamos hasta la esquina y
doblamos por Huascar, luego por Arica y después por Alfonso Ugarte, hasta
llegar al sitio de la fiesta, tres hermosos montes estaban allí bien plantados
esperando a los danzantes para realizar el rito carnavalero de los cortamontes
en Jauja. Nos detuvimos por un momento a observar los majestuosos árboles y sus
adornos. Miramos de reojo a algunas de las parejas para ver si encontrábamos a
algún conocido, habían varios, pero desde una de las carpas oí que me llamaban por mí nombre, giré la
mirada y vi a John con una botella de cerveza en la mano y con la otra me hacía
señas para ir donde él estaba.
_ ¿Quien es?
_ Un amigo, le dije vamos para
presentártelo y caminamos hasta la carpa, al acercarnos vi también a Carlos y a
Roberto. Saludé a Jhon y noté que su pareja era Sole, me puse celoso y quise
cambiar de pareja, que no hubiera dado por bailar con Solé, ella solo sonrió y
me dijo.
_ ¿No vas a presentar a tu
pareja?
_ ¡Ah! Claro y presenté a Carmen
que no se quedaba atrás en belleza y carisma. Noté miradas extrañas.
John, sorbió la cerveza de su vaso
y me pasó la botella ¡Salud! Por el barrio me dijo y sonreímos todos repitiendo
en coro ¡Por “Cruz de Espinas”! .
Tomamos unas cuatro cervezas para
no arrancar fríos y salimos al ruedo a bailar a los acordes de la banda, de los
huaynos.
La tarde se hizo noche y los
tragos seguían remojando nuestras
resecas gargantas, nos emocionamos y hasta nos pusimos a cantar conocidos
huaynos que tocaba la banda, éramos felices todos. Olvidé que Sole bailaba con John
y me sentí feliz con Carmen, sus amigas empezaron a molestar, ellas sólo
miraban de lejitos a pesar que ella las
llamó no vinieron y nos dejaron solos.
Los montes empezaron a caer uno por uno
y la noche se hizo más espesa, más noche, más cómplice.
Terminado todo allí, y con la
euforia del momento decidimos ir bailando
hasta la plaza para agasajar a los nuevos padrinos, llegamos a un local
y allí cada uno de nosotros y las chicas también bebimos
nuestras ultimas cervezas. Era la hora de regresar a casa, me despedí de
mis amigos Carmen hizo lo mismo y John abrazaba a Sole, que envidia.
Caminamos por un solitario jirón Junín
hasta llegar a Alfonso Ugarte, recordando momentos de la fiesta.
_ ¿Oye tus amigos son chéveres
no?
_ Si, son así además creo que tú
también les caíste bien a ellos.
_Si, ¿pero Sole?
Esa pregunta si llevaba veneno, y
la esquivé hablando de otra cosa.
_ ¿Te gusta ella no?
_ ¿Ella?, como me va a gustar. (Mentira, me moría por ella)
_Si, ¿estás enamorado de ella no?
_ No, ella es enamorada de John, ¿Acaso
no te diste cuenta?
_Si, pero igual, tu estas
enamorado de ella.
Caminamos despacio como no
queriendo llegar a nuestro destino, las calles solitarias de Jauja a las diez
de la noche se cubría de un frio manto negro que incitaba a buscar abrigo.
Carmen temblaba, quise abrazarla pero en vez de eso me quité el saco y cubrí su
espalda.
_ ¡Gracias! , ¿Hace frio no?
_ Si mucho.
Una cuadra antes de llegar a su
casa me detuve.
Sorprendida me miró con sus
enormes ojos redondos, y pude contemplar
su belleza, ella sonrió algo nerviosa y no supo que decir.
_Me gustas mucho, no sé cómo pude
ignorarte durante todo este tiempo. (Le dije)
_Te diste cuenta que me ignorabas
_Si, fui un tonto. Dime una cosa tu le dijiste a Bety para que me diga que baile contigo.
_ Sabes quería bailar, y tú
fuiste una alternativa.
_ ¡Ah! O sea que yo fui una
alternativa
_ Perdón, no quise decir eso.
_Bueno, esta alternativa creo
que se tiene que despedir
_! Tonto!, perdona eso de
alternativa, lo dije porque no sabía que decir, ¿Estoy nerviosa sabes?
_ ¿Nerviosa? Y porque.
Se acercó con ternura a mi lado
y acaricio mis manos frías, la tenía cerca y pude sentir
su tibio aliento. Sus ojos iluminaban mi opaca mirada, solo me centré en
su dulce sonrisa y tuve la tentación de
besar sus labios rojos, su cabello ensortijado quería fugar del pequeño sombrero que llevaba puesto, su
atuendo de jaujina le quedaba de maravilla. No pude resistir más y besé sus fríos
labios. Ella correspondió y me apretó contra su pecho. Sentí rebotar de su
cuerpo por que llevaba el abultado atuendo de jaujina.Nos besamos a la luz de
la luna fue romántico y lo recuerdo con
claridad. No fue necesario declarar nuestro amor. Nació ese día de febrero en
el mes de carnavales y en el mes del amor.
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