sábado, 31 de diciembre de 2011

PIROMANO







Sentado en la fría banca de ese parque te estuve esperando ese dia, quedamos en encontrarnos a una hora determinada, en ese tiempo no existían los celulares y a cada rato miraba como avanzaban los minutos  en mi  novedoso reloj Casio que me compré un dia que estuve  lateando por el centro, mi corazón palpitaba de emoción  esa emoción de estar enamorado, habían pasado quince minutos más de la hora establecida y no llegabas intranquilo me puse de pie y empecé a caminar como  un idiota  por el perímetro del parque mirando por cada una de las esquinas  esperando verte aparecer y nunca lo hiciste, esa tarde batí mi record de espera  fueron horas esperándote y agarrando coraje tuve que marcharme entrada la noche maldiciéndote y mentalmente mandándote  a la mierda.



Al otro dia tus explicaciones estuvieron de mas, me decías un montón de  pretextos pero yo ni caso te hacia, desde ese momento creo que lo nuestro estaba venido a menos yo era el mismo pero tu no, tu  habías cambiado mucho  y aunque no quería perderte  la suerte estaba echada  o acaso eran ciertos  los rumores que escuchaba de boca de mis amigos, te lo dije y tu sonreíste burlonamente, eso me llegó al pincho y te mandé a la mierda allí mismo en ese mismo parque donde un dia antes te estuve esperando lo reconozco había perdido y me fui  dejándote parada  en la vereda con tu cara de imbecil queriéndome decir algo, ni siquiera  di la vuelta para verte por última vez.



Llegué  rabioso a mi casa y  lo primero que hice fue  buscar tus recuerdos, los cassets que me regalaste, los muñecos de peluche que me parecían cursi  y que tu me habías dado, las cartas que me escribiste cuando aun la llama de ese amor todavía ardía  y una que otra chucheria mas tuya, los metí todos en una bolsa  y apurado me dirigí a la cocina  tomé un poco de combustible y unos fósforos y salí corriendo al patio y le  prendí fuego y no te miento si te digo que sonreía malévolamente al ver las llamas consumir  eso que era tuyo.



Todo lo  que me recordaba a ti se había quemado mejor dicho lo quemé, al ver las cenizas  todavía humeante di la media vuelta  y te mandé a la mierda por última vez. Nunca más te volví a ver.

RESPUESTA INESPERADA



Hace un buen tiempo dejé de comunicarme contigo, la última vez que te vi nos tomamos un café y hablamos de muchas cosas, allí note que algo en ti no estaba bien, y muy serena tú me confiaste  que tu cáncer  estaba siendo tratado, y que tus sesiones de quimioterapia  eran horribles  pero lo tenias que hacer  porque querías seguir viviendo.



Desde  aquella vez  sólo hablamos por teléfono  algunas veces y tu voz ya se escuchaba diferente, te di valor para seguir adelante y me lo agradeciste  yo quería verte, pero te esforzaste en decirme que no podía ser, y pude percibir que había gente a tu lado, luego me contaste que era tu familia que estaba  allí contigo,  me agradeciste  por haberte llamado, nuevamente te di aliento para que sigas luchando y me despedí  prometiéndote que te llamaría mas seguido.



Mis llamadas  fueron mas seguidas pero no encontraban eco nunca, tu celular solo timbraba pero nunca  respondiste,  pensé que te habían robado el teléfono y no insistí más.



Han pasado algunos meses y  no sé por que me dieron ganas de marcar tu número hoy para saludarte, pero esta vez  una persona que no eras tu me contestó, respetuosamente pregunté por ti, y el silencio inesperado de mi interlocutor  me tomó por sorpresa, luego de unos segundos  se identificó como tu hijo y algo nervioso me dijo que habías  fallecido. Quedé perplejo por un instante y al reaccionar me identifiqué como amigo tuyo, luego  de conversar con él  me dijo que ya habían pasado unos meses de eso y me agradeció el gesto después me despedí de él no sin antes darle mis condolencias.



  He colgado el teléfono y pensé en ti por un instante.


lunes, 12 de diciembre de 2011

¿ Y MI JUGUETE?






Creo que se acercaba la navidad, y quería mi juguete, para tal caso converse con mi padre para que me compre algo para las fiestas navideñas, aceptó mi pedido y me dijo que un dia de esos iríamos a comprar el juguete deseado, me puse contento y solo me quedaba esperar el dia señalado para comprar el juguete.



Pero había un pequeño problema, mi padre para hacer compras es algo especial y salir de compras con él era recontra pesado y cansado por que mi viejo para pagar era recontra duro y recontra regateador en los precios y a veces debido a esa peculiaridad de él regresábamos con las manos vacías, solo por encapricharse en no pagar lo que pedía el vendedor..



Llegado el esperado dia, nos dirigimos a la cuidad de Huancayo aprovecharíamos que él haría unos trámites documentarios y luego tendríamos toda la mañana para buscar el deseado juguete, en esas fechas estaban de moda los juguetes a control remoto y durante todo el viaje estuve alucinando con lo que me iban a comprar.



Caminamos por casi todo el centro de la ciudad buscando algo novedoso, ingresamos a un montón de tiendas y cuando ya tenia elegido el juguete mi viejo desistía por que no le daban rebaja, mataba mi ilusión cada vez que me decía “Mejor vamos a otro sitio” y me jalaba del brazo para salir de la tienda, dimos vueltas y vueltas regresábamos a las mismas tiendas y exigía que le rebajen un poquito más, yo impaciente casi suplicaba con la mirada que mi viejo saque del bolsillo el dinero para pagar y nada.



Luego de caminar por varias horas nos dirigimos por un jirón poco transitado cuyo nombre no recuerdo y allí a media cuadra había una pequeña tienda que pasaba casi desapercibida sin rotulo alguno y casi ignorada, ingresamos y en el interior pude distinguir que el mostrador y los anaqueles estaban repletos de juguetes de todos los tamaños y colores, amablemente el propietario nos atendió y mi vista se detuvo en una pequeña moto azul con rojo cuyo piloto un muñeco de goma de color rojo y casco negro, el acomedido vendedor nos indico que era a control remoto probó la moto en el piso de madera de la tienda e hizo que yo lo maniobrara el sonido y los colores sicodélicos que emitía al desplazarse el motociclista lo hacia atractivo y deseable, contaba con mi aprobación, ahora venía lo más difícil el precio, la pregunta de rigor la hizo mi padre.



¿Cuánto cuesta?



Por un momento la ilusión se me vino al suelo, estaba seguro que mi viejo rechazaría de lleno la compra opté por hacerme el desentendido y miraba los estantes tratando de buscar algo más barato, ni cuenta me di que la moto ya era mía, me imagino que fue con rebaja y regateo incluido, la cosa es que salímos de la tienda con una enorme bolsa en la cual llevaba la caja y extasiado observaba a cada rato el enorme dibujo del motociclista. Caminamos unos pasos luego ingresamos a una panadería y mi padre compro unos ricos bizcochos atraídos por el olor a pan caliente que emanaba de de dicho local.



El regreso a casa fue triunfal, fui la envidia de mis amiguitos de barrio, el motociclista paseaba raudo por el piso encerado de mi sala, yo era feliz. Pero a los pocos días de estrenado el juguete éste dejó de funcionar, le cambié las pilas y nada, presionaba el control remoto y ni se movía solo una tenue luz roja parpadeaba de la moto. Habia dejado de funcionar y tanto que me costo obtenerla las horas de caminata en Huancayo, ahora era un simple juguete más que iría a parar en un rincón para ser olvidado rápidamente.



En otras oportunidades se repetiría la Odisea de ir de compras con mi viejo, creo que no ha cambiado, hace poco lo acompañé después de muchos años a comprar algo y sigue regateando precio y se pone más terco que antes, yo siempre a la distancia haciéndome el desentendido para no pasar roche. Solo sonrío y pocas veces intervengo como si todavía fuera un niño.