foto: internet (francesccornado.blogspot.com)
La cantina se iba poblando poco a
poco de sedientas gargantas que ni bien posesionados de una pequeña mesa y unas
sillas a voz en cuello gritaban para
hacer su pedido de cervezas, en una de
esas mesas estábamos nosotros observando
y escuchando todo. En otra mesa no muy lejos de nosotros estaba Charles con su grupo de amigos.
Charles no era nuestro amigo por ser mayor que nosotros pero si era conocido en todo Jauja. Trabajaba
en una tienda de abarrotes repartiendo mercadería, todos lo conocíamos de
vista pero no hablábamos con él.
Con el transcurrir de las horas
y con las cervezas haciendo efecto ya éramos
amigos de todos, las bromas no se hacían esperar y de lejos casi gritando jodíamos a los de
las otras mesas, a veces todo no era más que una chacota pero otras veces se
convertían en descomunales broncas.
Pero, vayamos con Charles, era un
tipo carismático no sé si era oriundo de Jauja o por algún otro motivo estaba
en las calles jaujinas y así como apareció también desapareció al igual que
nosotros que ya no estamos en Jauja.Era un tipo alto, flaco de ojos redondos y
cabello ensortijado medio azambado, algo criollon.Sentado en la mesa de al lado
y con algunos tragos encima hacia alarde de su mascota, afirmaba tener una mascota
pero no era una mascota común como un perro o un gato , el decía que estimaba a
su fiel amigo “Venancio” que así se llamaba su mascota y contaba a sus amigos
que lo escuchaban con total interés, y les prometió que la próxima borrachera
en el mismo bar traería a Venancio para presentarlo a todos sus amigos, todos
aplaudieron el gesto y otros rieron. Nosotros solo escuchábamos y también nos
comprometimos a venir ese día para ver a su mascota. Quedaron para el próximo sábado a la misma hora y en la misma chingana.
Llego el día y me encontré con mis patas para ir a la
cantina a tomarnos unas chelas y poder conocer a Venancio, en el trayecto
jugábamos a adivinar que es lo que era Venancio. ¡Es una rata! Dijo el Chino, no, no creo dijo Coco me tinca que es un loro. A lo mejor es
una araña dijo el gordo Tavo, puede ser,
ese pendejo de Charles creo que es de Huánuco
y a lo mejor trae un cuy dijo el
chato José, a mi me parece que puede ser un ratón o un Hámster
ese huevon parece de Lima y seguro que nos quiere sorprender con uno de esos animales dije,
pero nadie me hizo caso.
Entramos al bar y nos ubicamos en
una mesa , el local estaba vacío
nosotros éramos los primeros, pedimos dos cervezas y el chato José se
acercó al dueño de la tienda y le dijo algo, luego tomo asiento y en unos
minutos escuchábamos la voz de Iván Cruz cantando “Vagabundo”.
A la media hora un grupo
entusiasta de borrachos ingresaba por la puerta haciendo mucha sombra,
rápidamente se ubicaron justo en la mesa que estaba al lado de nosotros pegada
a una ventana gracias a la cual alumbraba el lugar. Allí estaba Charles
con su casaquita de cuero negro y su viejo pantalón jean, no vimos nada más, ¿Y Venancio?
Preguntó el Chino.
_ Shssss cállate huevón
_ Ta, bien ya, ya, tranquilo dijo
Coco.
_ Seguro lo tiene en el bolsillo.
_ Si, seguro que es un ratón, por
allí va la cosa.
_ Está entre el ratón y la araña dije, y de nuevo
nadie me hizo caso.
Luego de tomarse las dos primeras
cervezas Charles se metió la mano al
bolsillo derecho de su casaca de cuero y extrajo a su amigo, a Venancio y lo
puso encima de la mesa para presentarlo ante sus patas.
Con asombro y asco vimos encima
de la mesa un enorme sapo gordo y pesado de color plomo con manchitas negras en
toda su grotesca piel. El batracio se quedó quieto por un momento inflando su cuerpo cuando respiraba, todos
los de su mesa miraban al feo sapo, otros le pasaban la mano por la cabeza,
algunos lo acariciaban, “es un lindo animalito” decía Charles mientras lo cogía
entre sus manos y se lo levaba a los
labios para darle besitos.
_ Que cochino es ese huevón, dijo
el Chino.
_ Carajo y después va a besar a
su germa, acotó Coco.
_ Ese huevón besa al sapo
pensando que se va a convertir en una princesa.
Ahora todos me miraron y se rieron de lo que había dicho.
Seguimos pidiendo más cervezas y de rato en rato volteábamos la mirada para ver al repelente
animal, Charles le daba de beber cerveza de su vaso al animal parecía gustarle. Cada mesa tenía
un recipiente regular grande para botar la espuma de la cerveza y no echarla al piso.
Luego de un rato vimos al gordo
sapo dentro del recipiente, Charles tomó la botella y llenó el recipiente hasta
la mitad, el enorme sapo nadaba en cerveza ante la risa de todos sus amigos. Y
lo dejaron allí por un buen rato. Nadie se atrevía a agarrar al sapo solo su dueño tenía esa
potestad así el sapo se estuviera muriendo creo que nadie lo hubiera rescatado.
Hasta que su amo lo sacó, lo llenó de besos y lo puso de nuevo sobre la mesa, el sapo daba vueltas torpemente,
estaba borracho al igual que su dueño, Charles empezó a hablarle como si se
tratase de una persona como si fuera un amigo, un padre o un hijo, todos
estábamos callados.
Las horas habían pasado y las
cervezas se agotaron en la mesa de Charles, sus amigo uno a uno se fueron
retirando hasta solo quedar tres en esa mesa :
Charles, un amigo, y su sapo.
Los dos comenzaron a buscar y
rebuscarse los bolsillos que por supuesto estaban vacios, Charles se acercó al
dueño de la tienda y luego de meterle un
poco de floro pidió dos cervezas al crédito, la negativa del dueño fue rotunda.
_Te dejo a Venancio le dijo.
_ ¿Quién es Venancio?
_ Charles apunto el dedo índice
hasta la mesa y el dueño de la tienda
vio al horrible sapo gordo tirado sobre la
ella.
_Saca esa porquería de la mesa,
como se te ocurre traer esa huevada aquí, no sabes cuantas enfermedades puede
tener ese animal.
Charles corrió tambaleante a
proteger a su sapo, lo cogió y se lo
metió al bolsillo de la casaca.
Luego se dio vuelta y se percato de
nuestra presencia, se acercó a nuestra
mesa y tomó asiento. Tú eres el hijo de la señora Estela, que tiene su tienda en el jirón Acolla
le dijo a Coco.
_ Así es, respondió Coco.
_ Yo soy Charles, me conoces, o
no, voy a tu tienda llevando mercadería de la distribuidora.
_ Si, te conozco,
_ ¡Salud!
Dijo Charles mientras se servía
la cerveza.
Después de un rato sacó al sapo y
torpemente lo depositó en el envase lleno de residuos de cerveza, el animal
estaba hinchado y quieto. Parecía estar
en shock o sino muerto.
_ Así es él, esta borracho dijo
Charles.
Después lo tomó entre sus manos y
lo acarició con mucha ternura, como si él fuera un enorme batracio que
acariciaba a su cria.Terminados las botellas de cerveza nos retiramos y luego
de caminar hasta una esquina nos despedimos de Charles, de su amigo y de Venancio.
Luego de muchos días, vi a
Charles por la plaza de Jauja, pasó de
largo sin verme.
Una vez que fui a comprar gas al puente
con mi bicicleta, al salir de la tienda me di con la sorpresa de que no estaba
mi bici, volteo la mirada y veo a Charles vestido de policía municipal
llevándose mi bici hasta un camión, lo alcance y le pedí que me la devuelva, no
me hizo caso.
_ Tienes que ponerle placa a tu
bici
_ Si pero no te lleves la bici
_Nada, tu bici se va al depósito,
y cargo la bici al camión.
_ De nada sirvió haber tomado con
él y con su sapo, ya no me reconocía.
Luego de varias semanas, logré
sacar la bici del depósito previo pago al consejo y tantas vainas más. Fue la
última vez que vi a Charles era el año de 1987.
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