viernes, 4 de marzo de 2011

MENTIROSA






Era el segundo ron cartavio que nos estábamos tomando.



Esa noche había una fiesta en el local “Unión Artesanos” en pleno jirón Junín, Miguel y yo desde la tarde estuvimos paseando por las calles de Jauja, fue en esas circunstancias que nos encontramos con Sara su enamorada y sus amigas, nos acercamos a saludarlas y luego de un rato de conversación, mi amigo Miguel le preguntó si ella y sus amigas irían a la fiesta, muy seria ella le dijo rotundamente que no irían, es más le dijo que en ese momento se estaba dirigiendo a su casa a cenar y descansar, además su madre no le había dado permiso, eran aproximadamente las seis y media de la tarde.



En pocos minutos Sara y sus amigas se retiraron, al saber la decisión de Sara, nosotros también decidimos no ir a la fiesta para evitar malos comentarios al dia siguiente, entonces optamos por dar una vuelta mas por la plaza y nos despedimos de las chicas quedando en encontrarnos al siguiente día, y fue en esas circintancias que nos encontramos con un grupo de amigos, y todos nos dirigimos al Pizarro que quedaba en el jirón Bolognesi justo frente al mercado, allí llegamos a parar y estuvimos buen rato, poco a poco fueron despidiéndose los demás porque iban a ir a la fiesta y al final quedamos solo los dos Miguel y yo, con nuestra segunda botella de ron con gaseosa, a decir verdad ya estábamos mareados le dije a mi amigo para retirarnos el aceptó, Agarramos nuestra botella que estaba por la mitad y salimos del bar, cuando estábamos cruzando la plaza, reparamos en el sonido de la música que provenía de la fiesta,

_ ¡Vamos un rato a ver! Exclamo Miguel, solo a la puerta afirmó.

_ Yo me negué aduciendo que era tarde.

_ ¡Vamos pe huevon! Un toque nomás insistió, no tuve más remedio que aceptar y nos dirigimos al lugar.



En la puerta la música invitaba a bailar, nos encontramos con varios amigos que nos animaban a entrar, ante tanta insistencia compramos nuestra entrada, ya adentro la multitud de conocidos y desconocidos, unos bailaban y otros bebían sus cervezas, dejé a Miguel con un grupo de amigos y me dirigí al baño, estaba pesado por el alcohol que había ingerido, caminaba lentamente y no podía esquivar la mirada de todos los que me observaban, a empujones me abría paso, llegué hasta la puerta del salón principal y lo que vi me hizo reaccionar, ¡ si! Allí estaba nada menos que Sara, la que horas antes nos había dicho que no iría a la fiesta, la que no tenia permiso, había mentido, mis ojos se quedaron viendo como se contorneaba al ritmo de Like a Virgen de “Madonna”, con su ocasional acompañante, ¡uyyy chucha! Murmuré y me dirigí al baño, ella no logro verme.



Demoré unos minutos, me mojé los cabellos y con la cabeza mojada salí al amplio patio donde estaba Miguel, ignoré que había visto a Sara, pasaron los minutos y Miguel mareado como estaba se me acercó y me dijo:

_ ¡Vamos a bailar on!



_ Y avanzo moviendo su cuerpo al ritmo de Soda Stereo y su persiana americana, reímos al verlo así, yo me quedé en el grupo.



Transcurrieron los minutos, y a cada rato volteaba para ver a Miguel, sabía que esto iba a terminar mal, lo presentía, cuando escuchamos el grito de una mujer y vimos que toda la gente se amontonaba para ver que estaba pasando, dejé a los demás y corrí para alcanzar la primera ventana, no pude ver nada, solo un grupo de personas amontonadas y los gritos de las chicas, me apresuré y a empujones caminé hasta la puerta del salón principal, me dirigí al grupo y entre empujones y puñetazos llegué al centro del ruedo, y allí pude observar lo que me estaba imaginando, vi a Miguel que tenía agarrada de los pelos a Sara y una mancha de sangre en el rostro de ella, y reaccioné.



_ ¡Carajo! ¡ Suéltala huevon! . Grité

_ Le di un empujón y caímos al suelo él y yo, levanté la mirada y vi como sus amigas se llevaban a Sara, Miguel me lanzaba un montón de insultos y a ella también, estaba fuera de sí y la llamaba ¡puta de mierda! .



_ Ya cálmate huevón,....... ! tranquilo!, no digas nada, ¡ ya la cagaste!

 Le repetí varias veces.



A la vez escuchamos los insultos de los demás.



_ ¡maricón de mierda! Gritaban otros.

_ ¡Salgan de aquí! , ¡Borrachos!.



Los demás que estaban con nosotros se acercaron a averiguar que había pasado, les conté lo sucedido y también putearon a Sara, Miguel estaba llorando y tenía los ojos rojos, se sentía traicionado, insignificante, lo abrasé y lentamente caminamos hasta la puerta, salimos del local y lo último que escuchamos fue la voz de una persona hablando por el micro llamando a la calma a todos los presentes. Miguel ya afuera le grito:

_ ¡Ándate a la mierda conchatumare! .

_ ¡ Ya huevón tranquilo!
.
 Le dije y seguimos caminando trastabillando por el jirón Junín hasta perdernos en la oscuridad rumbo a nuestras casas en el barrio “Cruz de Espinas”.

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