viernes, 4 de marzo de 2011

CLÁSICO ES CLASICO






Ese Domingo se jugaba un clásico mas del mediocre fútbol peruano, eran los años noventa y por ese entonces mi fanatismo por la “U” estaba en el pico más alto, ahora es diferente, mi primo que también vivía al costado de mi casa, era un hincha fanático pero de Alianza Lima el archirival de mi equipo, los ánimos se calentaban y durante toda la semana antes del partido como se acostumbra los dimes y diretes entre los protagonistas estaban a la orden del dia. Estaba seguro que la “U” sería el campeón de ese año pero para eso tenía que ganar los partidos y esta vez era el turno del compadre Alianza.



Mi primo es bien picón entonces yo lo paraba vacilando y le decía que fácil la “U” ganaría, el solo sonreía y me respondía que Alianza sería el ganador, por fin llegó el día de la verdad, Domingo seis de la tarde, faltaba como media hora para el comienzo del ansiado partido, mi primo me llama y me dice para ver el partido en la sala de mi casa, a sabiendas que él era un piconazo, no era buena la idea pero la acepté, esta bien respondí, entonces ahorita vengo me dijo y desapareció raudo hasta su casa.



Al cabo de unos minutos tocaban insistentemente la puerta de mi casa, al abrir me topé con mi primo que cargaba un enorme televisor ¡Ayúdame pe huevón! me dijo, y entre los dos subimos el pesado aparato al segundo piso de mi casa, en contados minutos ya estaba instalado el televisor, también me percaté que había llevado su radio, no entendía para que pero buenos allí estábamos, entonces dejó todo listo, hizo todas las pruebas necesarias y satisfecho murmuró ¡ya esta listo!, Yo tenia mi televisor y mi radio pero él quería ver el partido en sus aparatos, y no me opuse a eso, así seria.



Estando todo listo para el partido, se me acerca y me dice:



Que tal si compramos unas chelas ¡Ta bien o ta mal!



Esta bien le respondí, sacando un billete de diez soles entregándoselos para que compre cuatro, agarró el billete y corrió a comprar el encargo, en contados minutos regresó con cuatro cervezas heladas, tomó asiento y nos pusimos a ver el partido, ¡toma pe huevon! Me dijo alcanzándome la botella destapada y un vaso, me serví y le dije ¡salud!, El partido estaba entretenido lo veíamos por televisión pero a la vez lo escuchábamos por la radio, él había bajado el volumen de la tele, así esta mejor me dijo será más emocionante, al ver a su equipo con la pelota gritaba ¡Vamos Alianza Carajo! ,Yo lo miraba de reojo e ignoraba sus groseros comentarios.



La “U” estaba jugando mejor, se había perdido muchas ocasiones de gol y con eso yo gozaba viendo sufrir al huevón de mi primo, los ánimos estaban tensos cuando escuchamos ¡GOOOOLLLLL! De la “U”, si era gol de la “U” y por la tele lo repetían varias veces, ¡Puta Mare! , Exclamo mi primo, yo no hice otra cosa que gritar y festejar el gol en su cara, seguimos bebiendo la cerveza, Alianza comenzaba a atacar y eso le daba mas chance a la “U” de convertir el segundo gol, y así fue a los pocos minutos volvimos a escuchar al eufórico narrador deportivo ¡GOOOOLLLLLL! De la “U”, esta vez también grite el gol en su cara y no pude evitar ver en el rostro de mi primo una tristeza y una decepción enorme, lo que paso luego me tomo por sorpresa y quise reírme pero no lo hice hubiera sido peor, algunos minutos después del segundo gol mi primo que estaba sentado en el sillón, se levanto de improviso, dejó el vaso en la pequeña mesa y mentando la madre se dirigió hasta el televisor, lo apagó y de un tirón jaló los cables, cargó el televisor y la radio el solo y tambaleándose bajó las escaleras ante mi atenta mirada, me quedé mudo, no sé como pudo cargar todo eso si para subirlo tuve que ayudarlo.



A los pocos minutos regresó molesto, se sirvió un vaso lleno de cerveza y empezó a beberla, inmediatamente agarró otra botella y salió a la calle, lo seguí preocupado no pensaba que un simple partido de fútbol podía trastornar a una persona, al llegar a la calle nos topamos con el “chino” que a sabiendas que mi primo era aliancista lo empezó a molestar burlándose de la derrota parcial de su equipo, no terminaba el primer tiempo y Alianza caía 2-0.Al oírlo mi primo se puso más furioso y le mentó la madre, acto seguido lanzo con fuerza la botella de cerveza contra la pared rompiéndola en mil pedazos, para después avergonzado darnos una última mirada y meterse a su casa.



Al dia siguiente más calmado le pregunté sobre su comportamiento del día anterior y muy suelto de huesos me dijo:



¡Clásico es clásico peeee!

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