sábado, 9 de marzo de 2013

CHARLES



                                               foto: internet (francesccornado.blogspot.com)


La cantina se iba poblando poco a poco de sedientas gargantas que ni bien posesionados de una pequeña mesa y unas sillas  a voz en cuello gritaban para hacer  su pedido de cervezas, en una de esas mesas estábamos nosotros  observando y escuchando todo. En  otra  mesa no muy lejos de  nosotros estaba Charles con su grupo de amigos. Charles no era nuestro amigo por ser mayor que nosotros  pero si era conocido en todo Jauja. Trabajaba en una tienda de abarrotes repartiendo mercadería, todos lo conocíamos de vista  pero no hablábamos con él.
Con el transcurrir de las horas y  con las cervezas haciendo efecto ya éramos amigos de todos, las bromas no se hacían esperar  y de lejos casi gritando jodíamos a los de las otras mesas, a veces todo no era más que una chacota pero otras veces se convertían en descomunales broncas.
Pero, vayamos con Charles, era un tipo carismático no sé si era oriundo de Jauja o por algún otro motivo estaba en las calles jaujinas y así como apareció también desapareció al igual que nosotros que ya no estamos en Jauja.Era un tipo alto, flaco de ojos redondos y cabello ensortijado medio azambado, algo criollon.Sentado en la mesa de al lado y con algunos tragos encima hacia alarde de su mascota, afirmaba tener una mascota pero no era una mascota común como un perro o un gato , el decía que estimaba a su fiel amigo “Venancio” que así se llamaba su mascota y contaba a sus amigos que lo escuchaban con total interés, y les prometió que la próxima borrachera en el mismo bar traería a Venancio para presentarlo a todos sus amigos, todos aplaudieron el gesto y otros rieron. Nosotros solo escuchábamos y también nos comprometimos a venir ese día para ver a su mascota. Quedaron  para el próximo sábado  a la misma hora y en la misma chingana.
Llego el día y  me encontré con mis patas para ir a la cantina a tomarnos unas chelas y poder conocer a Venancio, en el trayecto jugábamos a adivinar que es lo que era Venancio. ¡Es una rata! Dijo el  Chino, no, no creo dijo  Coco me tinca que es un loro. A lo mejor es una araña dijo el  gordo Tavo, puede ser, ese pendejo de Charles creo que es de Huánuco  y a lo mejor trae un cuy  dijo el chato  José, a mi me parece  que puede ser un ratón  o un Hámster  ese huevon parece de Lima y seguro que nos quiere  sorprender con uno de esos animales dije, pero nadie me hizo caso.
Entramos al bar y nos ubicamos en una mesa , el local estaba vacío  nosotros éramos los primeros, pedimos dos cervezas y el chato José se acercó al dueño de la tienda y le dijo algo, luego tomo asiento y en unos minutos escuchábamos la voz de Iván Cruz cantando “Vagabundo”.
A la media hora un grupo entusiasta de borrachos ingresaba por la puerta haciendo mucha sombra, rápidamente se ubicaron justo en la mesa que estaba al lado de nosotros pegada a una ventana gracias a la cual alumbraba el lugar. Allí estaba  Charles  con su casaquita de cuero negro y su viejo  pantalón jean, no vimos nada más, ¿Y Venancio? Preguntó  el  Chino.
_ Shssss cállate huevón
_ Ta, bien ya, ya, tranquilo dijo Coco.
_ Seguro lo tiene en el bolsillo.
_ Si, seguro que es un ratón, por allí va la cosa.
_ Está  entre el ratón y la araña dije, y de nuevo nadie me hizo caso.
Luego de tomarse las dos primeras cervezas  Charles se metió la mano al bolsillo derecho de su casaca de cuero y extrajo a su amigo, a Venancio y lo puso encima de la mesa para presentarlo ante sus patas.
Con asombro y asco vimos encima de la mesa un enorme sapo gordo y pesado de color plomo con manchitas negras en toda su grotesca piel. El batracio se quedó quieto por un momento  inflando su cuerpo cuando respiraba, todos los de su mesa miraban al feo sapo, otros le pasaban la mano por la cabeza, algunos lo acariciaban, “es un lindo animalito” decía Charles mientras lo cogía entre sus manos  y se lo levaba a los labios para darle besitos.
_ Que cochino es ese huevón, dijo el  Chino.
_ Carajo y después va a besar a su germa, acotó Coco.
_ Ese huevón besa al sapo pensando que se va a convertir en una princesa.
Ahora todos me  miraron y se rieron de lo que había dicho.
Seguimos  pidiendo más cervezas y de rato en rato  volteábamos la mirada para ver al repelente animal, Charles le daba de beber cerveza de su vaso  al animal parecía gustarle. Cada mesa tenía un recipiente regular grande para botar la espuma de la cerveza  y no echarla al piso.
Luego de un rato vimos al gordo sapo dentro del recipiente, Charles tomó la botella y llenó el recipiente hasta la mitad, el enorme sapo nadaba en cerveza ante la risa de todos sus amigos. Y lo dejaron allí por un buen rato. Nadie se atrevía  a agarrar al sapo solo su dueño tenía esa potestad así el sapo se estuviera muriendo creo que nadie lo hubiera rescatado. Hasta que su amo lo sacó, lo llenó de besos  y lo puso de nuevo sobre  la mesa, el sapo daba vueltas torpemente, estaba borracho al igual que su dueño, Charles empezó a hablarle como si se tratase de una persona como si fuera un amigo, un padre o un hijo, todos estábamos callados.
Las horas habían pasado y las cervezas se agotaron en la mesa de Charles, sus amigo uno a uno se fueron retirando hasta solo quedar tres en esa mesa :  Charles, un amigo, y su sapo.
Los dos comenzaron a buscar y rebuscarse los bolsillos que por supuesto estaban vacios, Charles se acercó al dueño de la tienda y luego de meterle  un poco de floro pidió dos cervezas al crédito, la negativa del dueño fue rotunda.
_Te dejo a Venancio le dijo.
_ ¿Quién es Venancio?
_ Charles apunto el dedo índice hasta la mesa y  el dueño de la tienda vio al horrible sapo gordo  tirado  sobre la  ella.
_Saca esa porquería de la mesa, como se te ocurre traer esa huevada aquí, no sabes cuantas enfermedades puede tener ese animal.
Charles corrió tambaleante a proteger a su sapo, lo  cogió y se lo metió al bolsillo de la casaca.
Luego se dio vuelta y se percato de nuestra presencia,  se acercó a nuestra mesa y tomó asiento. Tú eres el hijo de la señora  Estela, que tiene su tienda en el jirón  Acolla  le dijo a Coco.
_ Así es, respondió Coco.
_ Yo soy Charles, me conoces, o no, voy a tu tienda llevando mercadería de la distribuidora.
_ Si, te conozco,
_ ¡Salud!
Dijo Charles mientras se servía la cerveza.
Después de un rato sacó al sapo y torpemente lo depositó en el envase lleno de residuos de cerveza, el animal estaba hinchado  y quieto. Parecía estar en shock o sino muerto.
_ Así es él, esta borracho dijo Charles.
Después lo tomó entre sus manos y lo acarició con mucha ternura, como si él fuera un enorme batracio que acariciaba a su cria.Terminados las botellas de cerveza nos retiramos y luego de caminar hasta una esquina nos despedimos de Charles, de su amigo y de Venancio.
Luego de muchos días, vi a Charles por la plaza de Jauja, pasó  de largo sin verme.
Una vez que fui a comprar gas al puente con mi bicicleta, al salir de la tienda me di con la sorpresa de que no estaba mi bici, volteo la mirada y veo a Charles vestido de policía municipal llevándose mi bici hasta un camión, lo alcance y le pedí que me la devuelva, no me hizo caso.
_ Tienes que ponerle placa a tu bici
_ Si pero no te lleves la bici
_Nada, tu bici se va al depósito, y cargo la bici al camión.
_ De nada sirvió haber tomado con él y con su sapo, ya no me reconocía.
Luego de varias semanas, logré sacar la bici del depósito previo pago al consejo y tantas vainas más. Fue la última vez que vi a Charles era el año de 1987.








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