domingo, 9 de junio de 2013

MARTIN





Martin sintió un agudo dolor en el vientre, se puso de pie y camino con dirección a la puerta del departamento de su amigo Juan, quiso salir, huir corriendo pero no pudo el dolor se intensificaba cada  vez más, camino de regreso hasta donde se encontraba Juan hincado en el suelo y con la nariz pegada a la mesita de centro de la sala. Martin  presencio por algunos segundos  como su amigo se aplicaba una línea de coca.
¡Basta ya!
Dijo Martin agarrándose el vientre con ambas manos y haciendo una mueca de dolor deformando su rostro.
¡Me duele!, ya no aguanto más este maldito dolor es insoportable vociferaba Martin mientras caía de rodillas al suelo. Juan se levanto de su posición y camino hasta donde estaba Martin, le extendió un pedazo de papel con algunos gramos de coca para que aspire, Martin lo miro con desprecio y le dijo:
¡Carajo! , me estoy muriendo de dolor y tú en vez de llevarme a un hospital me ofreces esa basura.
Juan lo miro sorprendido, sonrió   y aspiro los gramos de coca que Martin había rechazado y regreso a su sitio.
Martin, trato de incorporarse pero sintió que al hacerlo el dolor era más intenso e insoportable, solo cuando estaba en cuclillas el dolor parecía desaparecer y se quedo en esa posición un buen rato, hasta que llego Fiorella, la amante de Juan. Ésta al verlo se quedo sorprendida y se acerco hasta donde estaba Martin, agazapado y de cuclillas en un rincón de la sala, se arrodillo y le pregunto qué era lo que pasaba. El pobre hombre  tenía el rostro pálido y sudaba   exageradamente. Ardía en fiebre.
_ ¿Que te pasa Martin, que mierda te has aplicado huevon.
_Nada, solo he jalado un poco de coca. ¡Nada más!
_ ¿Y tu huevon? , que mierda haces que no lo ayudas, increpo a Juan que seguía con la nariz pegada al vidrio de la mesita aspirando una línea interminable de coca. Ignorando todo lo que sucedía a su alrededor .Fiorella arrastro a Martin hasta la puerta, desesperada busco un taxi y con la ayuda del taxista subieron a Martin en el vehículo, llevándolo raudamente al hospital del seguro  en Jesús Maria. En el trayecto Martin deliraba a consecuencia de la fiebre, recordaba su niñez, de lo bien que la pasaba en su casa de Camacho en  La Molina. Nombraba a su Madre y a sus hermanos, insultaba a su padre.
_ ¿que es lo que tiene su esposo señora?, pregunto el curioso taxista.
_No lo sé, esta con un fuerte dolor en el estomago. ¡Ah!  Y no es mi esposo es solo un amigo de mi novio.
El auto ingreso por emergencia, y Martin  fue conducido en silla de ruedas hasta el consultorio, el médico de turno reviso y como Fiorella y el aseguraron que le dolía el estomago, los médicos se basaron en los datos del paciente y la acompañante y  ordenaron un lavado gástrico.
Al cabo de unos minutos, al ver que el lavado gástrico  no  surtía efecto deseado, lo sometieron a una ecografía y esto determino que Martin padecía de una obstrucción intestinal severa.
_Hay que internarlo de emergencia. Dijo el médico.
Fiorella pidió permiso para realizar una llamada telefónica, salió al pasadizo y  marco el numero de Laura desde  su celular.
_ ¿Alo?
_ ¿Laura?... Hola soy Fiorella, mira te llamo por que Martin se puso mal, le duele el estomago y muy fuerte, lo  traje al Hospital del seguro, los médicos dicen que lo van a internar a lo mejor es algo grave.
_Queee.En donde esta.Que es lo que le ha pasado.
_No lo sé, pensé que se había metido alguna sustancia extraña pero no lo creo él y Juan solo consumen cocaína, a lo mejor es una sobredosis.
_Mira, Fio, ahorita no puedo ir a verlo estoy ocupada, tengo una reunión importante del trabajo ¿tú sabes?, puedes quedarte con él mientras me desocupo, apenas termine iré a verlo y no le digas nada a los médicos sobre lo que consume. Tú  me entiendes.
_Está bien no les diré a los médicos que es un adicto.
Fiorella espero por varias horas a que Laura aparezca pero esta nunca lo hizo.Prefirio irse a celebrar a una discoteca el resultado del ascenso de uno de sus compañeros, ella era otra adicta.Fiorella también abandono el hospital dejando solo a Martin en esos  momentos muy difíciles su cuerpo temblaba y entraba en angustia síntoma claro de su adicción, necesitaba su dosis de cocaína y marcho presurosa al encuentro de Juan.
Martin  angustiado seguía  en  el hospital, los médicos le habían dicho que tenía que operarse inmediatamente y para ello necesitaban que sus familiares donen  dos unidades de sangre. Su caso era delicado, aparte de su obstrucción intestinal le habían detectado unos tumores en el intestino y el colon, le habían hecho una biopsia cuyos resultados no eran nada alentadores  para Martin. Habían pasado  varios días y nadie había venido a verlo, Martin llamaba en reiteradas oportunidades a su esposa Laura pero esta prometía ir a verlo  apenas se desocupaba pero eso nunca sucedía. Fiorella jamás se volvió a  aparecer en el hospital y el buen Juan menos.
Martin se había quedado solo en los momentos más difíciles de su vida, ahora no tenía amigos, los muchos que alguna vez compartieron con el unas líneas de coca o unas copas de whisky  se habían esfumado como el humo, ahora eran inalcanzables a lo mejor en estos momentos se estarán drogando mientras yo agonizo en este hospital, murmuro. Los dolores se fueron tornando más intensos e insoportables, los médicos presionaban por la sangre y el solo guardaba silencio y maldecía a su  mujer y sus amigos. Porque ninguno había venido a verlo  durante todo este tiempo. Permanecía descuidado con  la barba crecida y  sin  ropa limpia solo con la sencilla bata del hospital, sus sudores y temblores se manifestaban sobre todo en las noches  a causa de su abstinencia, necesitaba su dosis de cocaína. Abstraído contemplaba el techo de la habitación y un fuerte dolor en el pecho le hacía gritar de dolor y maldecía a todos. Su mirada vacía contemplaba con una quietud melancólica como las gotitas del suero caían una  a una para mezclarse con su debilitada sangre.
Esa noche no estaba dispuesto a continuar así, allí mismo se arrepintió de todos sus pecados no pensó en nadie  solo en Dios, en ese ser supremo  que según el seria su salvación. El delirio de la fiebre y los incesantes dolores de su vientre no iban a impedir que se levantase  de su cama, arranco de un tirón el catéter que estaba conectado a su brazo derecho, caminó tambaleante hasta  la puerta luego giro y contemplo la enorme ventana con un fondo oscuro de un cielo sin estrellas. Miro por última vez el oscuro horizonte y con los pies descalzos sintiendo el helado frio del piso hizo su último esfuerzo  en mantenerse  parado, cálculo por donde debería dar el gran salto ese salto que lo llevaría al  descanso eterno a la paz que el tanto buscaba. Se quedo quieto por un instante  rezo un padre nuestro en silencio, luego se persigno, tomo vuelo y con los ojos cerrados se lanzo del tercer  piso, no dio ningún grito, solo el reventar de los vidrios llamaron la atención de las enfermeras que se encontraban de guardia esa noche.
No hubo carta de por medio, Laura, Fiorella y Juan se enterarían  de lo sucedido al día siguiente por las noticias de la tele. Han pasado varios días del hecho y nadie reclama el cuerpo destrozado de Martin.









PARQUE

Te esperé en el parque Suecia,  nunca llegaste. Quedamos en encontrarnos a las  seis de la tarde. Son las siete de la noche y aun te espero, me siento como un  imbécil sentado en la solitaria banca mirando las cuatro esquinas  para verte aparecer. De rato  en rato  camino por el perímetro tratando de disimular mi malestar. Estoy que reviento de rabia, te estoy diciendo muchas cosas que  no te imaginas, y mejor para ti. Camino hasta la cuadra siguiente para evitar que la gente me vea con malos ojos pero no puedo ocultar mi malestar, no sé si irme o seguir esperando. Sera mejor que me vaya ¿Y si llegas?, que huevón soy al pensar que todavía vendrás, de seguro estás en tu casa o a lo mejor no, que mierda estoy pensando. Seguro que tu vieja no te da permiso, si seguro es eso, ni modo, no tienes como avisarme.
Ahora son las siete con treinta, ¡Carajo! Ahora si me voy  y tú te vas a la mierda, me gustaría tomarme un trago, iré a la cuadra a ver si encuentro a alguno de los muchachos para irnos a tomar unas  chelas esta huevada de esperarte ya me llegó. Mañana cuando te vea te voy a decir un montón de huevadas que tengo que decirte ya me estas llegando con tu comportamiento de niñita mimada, hasta cuando vas a pedir permiso a tu vieja, no entiendo, tienes más de veinticinco años  y  la cojuda de tu vieja cree que todavía eres una niña y te cuida como a una nena de quince.
Camino distraído por Daniel Hernández, con la mirada baja, no quiero ver a nadie y que nadie me mire, estoy furioso y si te veo ahora no se qué pasaría a lo mejor te ignore o si no te gritaría aquí mismo que te estuve esperando como un huevón más de una hora y tu seguro que vendrías con una de tus estúpidas excusas nombrando a  tu vieja.
Hace frio, creo que en vez de cervezas un roncito no caería mal así mataría mi bronca y el frio, si mejor será un roncito. Llego a la cuadra y veo al Chino sentado en un murito, me acerco y lo saludo le pregunto por casualidad si te ha visto, me mira algo desconcertado y me dice que te vio hace media hora por la cuadra ocho con un pata. Lo dejo parado con la palabra en la boca y  camino apurado  hasta  mi casa, entro y voy directo al depósito a sacar mi vieja bicicleta, salgo apurado y pedaleo cuadras arriba hasta la cuadra ocho, entro por una calle y pedaleo despacio como peinando la zona, la oscuridad en algunos rincones es absoluta. Si te encuentro con alguien carajo, yo si te saco tu mierda, avanzo unas cuadras llego a un enorme parque donde algunas veces nos encontrábamos y nos besábamos en esas bancas, doy varias vueltas al  parque pero no hay nadie, como nunca el parque esta vacio, sigo por otra calle angosta miro para todos lados y  nada. Ahora pedaleo con fuerza y agarro velocidad recorro varias callecitas estrechas y  veo los portones oscuros  y solitarios donde puedas esconderte con ese huevón, sabes que conozco la zona, anduvimos por allí en varias ocasiones, me alejo más, ya debo estar por llegar a La Mar, sigo dando vueltas como loco, sin éxito. Regreso a mi casa peinando la zona por el mismo sitio por donde transité antes, despacio, calmado, llego a la avenida y enrumbo hasta la cuadra.
Guardo la bicicleta y de inmediato salgo hasta la esquina, veo a un grupito de los patas tomándose un roncito, me acerco y  me saludan, están  Lolo y Beto, el Chino sigue sentado en el murito y se caga de risa al verme yo lo ignoro, también están  mi primo y el gordo Coco y orinando a un lado el Chato. Me pasan la botella y me sirvo y bebo el asfixiante ron, trato de no pensar en ti, a lo mejor estás en tu casa con tu vieja y tus hermanos. No puedo sacarte de mi mente cada vez te vuelves necesaria en mi vida si tan solo pudiera estar a tu lado en vez de estar chupando con mis patas miro para tu casa y no hay nadie está todo oscuro, la conversación  se  vuelve un debate de futbol analizamos el clásico que se viene la mitad somos de la “U”  y la otra mitad son cagones, hacemos algunas apuestas y luego hablamos de las hembras, te nombran a ti y  me hago el huevón, sonrío hipócritamente, solo el Chino sabe algo y también se hace el cojudo.Secamos la botella y hacemos una chanchita para comprar otra. Seguimos hablando de futbol, de mujeres, de alguna bronca del fin de semana pasado, de nuestros viejos, no sé cuánto tiempo ha pasado ni sé qué hora es ahora. El trago ha hecho efecto en todos nosotros, hablamos algunas incoherencias y a veces las palabras  se vuelven gritos.
De repente te vimos pasar delante de nosotros, nos miraste sorprendida, no estabas sola sino con una de tus hermanas  ella  pasó de largo sin mirarme y tú me miraste aunque sea unos segundos, querías venir pero no podías yo quería ir detrás de ti para pedirte explicaciones, quería saber a dónde te habías ido mientras yo esperándote como un huevón en el parque, el que estabas con tu hermana no me garantizaba nada, sabía lo pendeja que era ella, a lo mejor tu también estas en esos pasos y vienes a hacerte la cojuda conmigo,quice ir a sacarte la mierda pero mi primo me contuvo, el chino también intervino y lo mandé a la mierda, el grupo se dividió en dos mientras unos trataban de calmarme los otros seguían chupando tranquilos hablando de otras cosas.
Hoy, que han pasado muchos años, estoy caminando  por el parque Suecia y he recordado muchas cosas, te he recordado a ti, a mis amigos del barrio, si a esos huevones que me engañaron al igual que tu. Ellos sabían que estabas con él, con el pata de la cuadra ocho y se callaron , no me dijeron nada. Qué clase de amigos eran, ¡Claro! También eran tus amigos a lo mejor por eso callaron y no me dijeron nada. No sé donde estarás ahora y tampoco me interesa saberlo, no sé si fuiste buena o mala pero es mejor que todo haya sucedido así. Mejor para ambos, mejor para todos.






sábado, 20 de abril de 2013

Showgirl













A la salida del trabajo, Ernesto decidió apartarse del grupo de amigos y decidió aventurarse por su cuenta  a recorrer las  oscuras calles del centro de  Lima, se le notaba algo excitado, con ganas de tener una aventura sexual  con una buena hembra, caminaba a pasos lentos ojeando  con atención las esquinas  en donde se hallaban escondidas las damas traviesas de la noche, con llamativas prendas y otras casi desnudas  se ofertaban a cualquier transeúnte, Ernesto miraba libidinosamente  las carnes de las féminas, hasta se atrevió a preguntar por el precio a una de ellas pero se dio con la sorpresa de que se trataba de un travesti, se había confundido, era la primera vez que le pasaba, oteo por un momento la azarosa esquina y decidió largarse algo decepcionado, avanzo y llego a la plaza San Martin, doblo por una de las esquinas y se hallo justo en la puerta de un night club. Las luces pequeñas iluminaban chillonamente el ambiente “Club Palermo” se leía en las luces de neón.
Ernesto  asintió con la cabeza que estaba en el lugar indicado, tímidamente se acerco hasta el viejo  calvo que estaba sentado en una taquilla improvisada  en la puerta, y antes que el dijera una sola palabra el viejo le extendía un ticket.
_ Son veinte soles el derecho de admisión y  se te da una cerveza de cortesía
Ernesto sin mencionar una palabra hecho mano a su billetera y saco un billete de veinte y se lo extendió al viejo, este tomo el billete y entrego el ticket.
_ Si deseas puedes invitar al privado a una de las chicas después del show.
Ambos sonrieron.
Ernesto  sintió que la piel se le ponía de gallina era su primera vez  en ese antro, antes ya había asistido al botecito y a la nene, su amigo e “l Mago”  lo había llevado un día en tragos.
Ahora el ingresaba en ese antro solo decidido a vivir su propia aventura. El interior del recinto estaba a media luz, y pudo ver a varias damiselas en apretados, escotados y  cortos vestiditos sentadas en  compañía de varios viejos de saco y corbata, que sobre la mesa tenían botellas de Pisco y Whisky, las mujeres le sonreían, y se dio cuenta que ni   bien hizo su aparición un enjambre de putas  lo rodeaban, Ernesto se sonrojo y se tomo un tiempo para elegir a una.
La elegida fue “Rubí” una  flaquita de  veintiséis años, blanquísima de piel y pelo rubio, claro  que rubio con su plata  y vestía diferente a todas, era más atrevida llevaba puesto un traje de lentejuelas  tipo  bataclana, noto sus senos enormes y los pezones marrones y duros  querían escapar del traje. Ernesto no pudo evitar tener una erección, disimuladamente metió su mano al bolsillo del  pantalón y en vano trato de disimular su excitación, Rubí sonrió cómplice y lo tomo de la mano y casi como si  estuviera encantado se dejo llevar sin oponer resistencia  hasta un ambiente privado.
Una vez allí dentro la tenue luz azul iluminaba un pequeño ambiente, una mesita y un viejo sillón de cuero negro  era todo, de inmediato un  mozo entro de improviso y  lapicero en mano estaba listo y presto a anotar lo que el caballero iba a pedir.
_ ¿Qué va a pedir el caballero?
_Ernesto se quedo mudo y Rubí ni corta ni perezosa aprovecho y pidió una  jarra de sangría.
_ Son  treinta y cinco soles la chica y cincuenta la grande.
_Pide la grande amor. Dijo Rubí coqueta, agarrándose las tetas.
Ernesto hizo cálculos matemáticos en un segundo y pidió la chica. Rubí le hizo una mueca  mostrando su disgusto.
_ ¿Y me vas  a dar mi propina, no papi?
_ Ernesto se hizo al sordo y se sentó en el viejo sillón de cuero.
Rubí, se sentó a su lado y empezó a besarle la oreja,  Ernesto al principio sentía cosquillas, ella le lamia la cara, y el no tuvo mejor idea que acariciarle las nalgas, ella rosaba  sus enormes tetas  en el rostro de Ernesto, y cuando ella estaba sentada en los muslos de él, un negro entra al lugar y pone la jarra de sangría encima de la mesa con dos vasos. La pareja se compuso, y Ernesto dio las gracias.
_Son treinta y cinco soles señor
Ernesto sacó un billete de cincuenta de la billetera y se lo entregó al negro.
Este, dijo no tener el cambio y que enseguida se lo traería.
Rubí aprovechó para tomarlo por la cintura y tumbarlo nuevamente en el sillón mientras el negro desaparecía del privado, llevándose los cincuenta soles.
Rubí empezó a besarlo, a decirle cosas subidas de tono y Ernesto estaba excitadísimo, Rubí frotaba la bragueta de Ernesto, palpando el duro sexo de este.
_ ¿Te gusta así, papi?
_ Si, sigue. Dijo Ernesto. Jadeante.
_Ahhh, pero antes dame mi propina amor, dijo la mujer, condicionando sus actos al dinero que Ernesto podía o debía darle.
Ernesto, sacó de la billetera un billete de diez y se lo entregó a la mujer.
_ ¿Tan poco valgo amor?
_ Vamos poco a poco cariño, dijo Ernesto.
_Ah,  no. Si quieres que te haga cositas ricas debes darme más propina amor.
_Mira sigue haciendo lo que sabes y ya después hablamos.
_ ¡Ah! No, así no es amor. Tienes que darme la propina primero, sino no hay nada.
_Bueno, hazme un show privado entonces y dime cuanto me costará. Hablemos claro si y no me vengas con huevadas.
_Ayyy amor, ¿Estas molesto?
_ ¡No! , pero me jode que me vengas  con vainas, ya dime cuanto es y listo.
_ Ya cariño. No te pongas así, para ti que me empiezas a caer muy bien, son cincuenta nada más.
_Está bien, empieza.
_ ¿Y los cincuenta amor?
_Ya, ya, acá están y le entrego el ultimo billete que tenia.
La  voluptuosa rubia con su plata, cogió de un zarpazo  el billete y se lo guardo en el zapato, acto seguido se puso al centro del pequeño ambiente y empezó a bailar sensualmente como si fuera una serpiente en celo, los parlantes hacían escuchar la voz carraspeada de Michael Bolton cantando .Mientras la mujer  meneaba  las caderas  frenéticamente  al ritmo de la balada, poco a poco se iba despojando de sus escasas prendas hasta quedar  como vino al mundo. Ernesto se levanto del sillón y la cogió por detrás entrelazándola con sus brazos, ella sutilmente al compas de la música retiro las manos de Ernesto y  con un movimiento brusco y preciso lo tumbo  en el sillón.
Luego, ella corrió y se abalanzó encima del. A Ernesto le faltaban manos para palpar ese cuerpo, hubiera deseado en ese momento ser un pulpo o un calamar para hacer uso de todos sus tentáculos, pero no lo era. Rubí se agacho hasta su oído y le susurro:
_ ¿Quieres mas amor?....AHHH… ¿Te gusta así papi?
Ernesto quiso hablar pero no pudo las enormes tetas de la fémina  le daban en la cara y le impedía hablar.
_ ¿Pero me darás mas propina amor?
Ernesto, estaba arrecho y quería terminar, pero ya no tenía más billetes, Rubí, insistía a su manera, ella lo besaba, palpaba por encima del pantalón el pene erecto de su víctima.
Ernesto  para evitar que la mujer lo siga sangrando y ponerle paños fríos al asunto. Invitó a Rubí a beber la sangría, ella cortésmente accedió y bebieron  el adulterado licor que no sabía a nada, parecía un té con unas cuantas gotas de limón y pisco, era una porquería el trago. A Ernesto poco a poco se le fueron quitando las ganas de tirarse a esa hembra, saco cuentas y se recordó que el negro que trajo la jarra no había regresado con el vuelto. Rubí  seguía haciendo su trabajo, quería sacarle más dinero y le insistía.
_ ¿Amor, quieres que te lo haga?
Le dijo mientras mañosamente se chupaba el dedo índice, Ernesto ya no estaba para esos juegos, pensó como deshacerse de la  mujer.
_Mira, cariño. Tú sabes dónde puedo encontrar un cajero por aquí cerca.
_Saliendo, a la altura del jirón de la unión están los cajeros amor.
_Bueno, que tal si mientras voy a sacar algo de dinero te vas tomando unos vasitos como esperándome.
_ Está bien amor, pero no te demores, ¿sino yo me voy con otro ah?, tu sabes que hay muchos patas esperándome, pero como tú me caes muy bien te voy a esperar. Pero saca mucha plata amor no sabes lo que te voy a hacer.
Ernesto, lentamente abandonó el ambiente y se fue a la sala a buscar al negro  que le debía el vuelto, dio dos vueltas y nunca lo vio, preguntó a un flaquito que estaba en la barra y este le dijo que no había ningún mozo negro que repartía las jarras.
_Me debe mi vuelto.
_ Ya, ya… ese cuento me lo sé, seguro te quedaste misio y no tienes para tu pasaje y bienes a decirme que se te debe tu vuelto. No seas pendejo y si no tienes plata mejor ándate a tu casa.
_ ¡ya perdí!.... váyanse a la mierda.
Y salió a la calle, el aire frio le dio en la cara y lo hizo reaccionar, caminó algo atontado hasta el jirón de la unión, eran la una de la mañana y el ambiente sombrío de la plaza se convertía  en el hábitat perfecto de pirañas y borrachos, de putas viejas y fletes, escasos transeúntes caminaban apurados para abandonar dicho lugar, no fue a ningún cajero por qué no tenia plata. Rebuscó   la billetera con desesperación y respiró aliviado al encontrar un billete de veinte nuevos soles. Billete que lo llevaría sano y salvo hasta su casa.







viernes, 5 de abril de 2013

LA BOUTIQUE











La  boutique estaba vacía  a esa hora de la mañana, el calor abrazador del verano limeño no se sentía dentro de la boutique miraflorina por el aire acondicionado de esta, escasos tres compradores recorríamos el amplio local, una dama cuarentona de buena presencia, un señor  de unos treinta y tantos años y yo que buscaba  afanosamente una camisa a cuadros. Al otro lado del mostrador  la mujer que atiende, una  pituquita blanquiñosa y sofisticada  habla acaloradamente por teléfono  al parecer con un proveedor, ella mira de reojo nuestros movimientos, el hombre se dirige  hacia donde están los colgadores  atestadas  de blusas para damas, al parecer buscaba un regalo para   su esposa. El hombre coge un colgador con una hermosa blusa de color azul, con tal mala suerte que el resto de ropa allí colgada se cae al piso, el hombre nervioso trata de rectificarse  y se agacha para recoger  los colgadores que estaban en el piso. Cuando se escuchan los escandalosos gritos de la mujer que hablaba por teléfono.
_  ¡Oiga! tenga más cuidado con lo que está haciendo.
_Disculpe, dice el hombre desde el suelo sin saber si seguir o dejarlo todo allí. Mientras la eufórica mujer cuelga el teléfono  violentamente y corre hasta donde está el hombre agachado y le grita:
_ Ten un poco más de cuidado, no te das cuenta que la ropa acá es nueva y fina  y sino la vas a comprar mejor anda vete a Gamarra a buscar cosas para ti, serrano.
_ ¿Qué?
La mujer se le abalanza y se un tirón le arrancha la ropa de sus manos y lo empuja lejos.
El hombre trastabilla y se pone rojo de la vergüenza, la otra dama que estaba en la tienda  disimuladamente deja la ropa que  tenía en sus manos y se retira sin decir una palabra. Yo me hago el desentendido y sigo buscando la bendita camisa a cuadros. La mujer le increpa.
_Muévete que estas arrugando todo
_Ya le dije que disculpe, fue un accidente.
_Seguro que te has querido robar una prenda, porque ni plata tendrás para comprar algo de aquí. Así que ándate y deja de manosear las prendas.
_ Creo que debería tratarme mejor señora, no me falte el respeto. Ya le pedí disculpas no fue mi intención  tirar la ropa.
_ Ya, ya, retírate nomás.
_Creo que  merezco una disculpa de su parte señora, no sé por qué actúa así de esa manera.
_¡Que te has creído!  , serrano de mierda tú no  vas a venir a decirme lo que tengo que hacer. Ya te dije que te largues de mi tienda serrano apestoso. ¡Fuera!.
 Y señalaba con una mano la puerta.
_Señora cálmese por favor intervine.
_Tu, también lárgate, no sé que hacen aquí este par  de serranos cochinos. ¡Váyanse! o llamo a la policía.
El hombre se da valor para enfrentar verbalmente a la menopáusica mujer que estaba con los nervios alterados.
_Señora, merecemos respeto no nos trate de esa manera por favor.
_ ¡Cállate! Ya te dije que te largues.
_ ¿Me está hablando  a mí?, señora usted ¿me está hablando así a mí?
_Si, a ti te hablo o te vas ahorita o llamo a la policía.
¡Imbécil!
 Grita la mujer roja de la cólera.
El hombre toma aire y se envalentona  siente que ya ha sido suficiente el maltrato que le ha hecho la iracunda mujer  y en un ágil movimiento se lleva la mano hacia la parte trasera de la correa y extrae una  pistola. Y apunta a la cabeza de la asustada mujer.
Ahora si vieja de mierda, te voy a enseñar a tratar bien a la gente. Que te has creído tu maldita, que por tener dinero vas a venir a insultarme, a mí nadie me trata mal sabes, soy un ciudadano hecho  y derecho  y por gente como tu es que estamos jodidos.
Los ojos de la mujer parecen salirse de las cuencas  y empieza a sudar de miedo. Intenta hablar pero el hombre  se le adelanta.
_Si hablas, te reviento los sesos.
El hombre se le acerca y la toma del cuello, la mujer tiembla de nervios y de pánico, quiere llorar pero no puede.
_ Ahora habla pues, dime todo lo que me dijiste antes.
La mujer me mira como pidiéndome ayuda, yo no sé qué hacer y me quedo quieto y callado con la camisa a cuadros en la mano.
El hombre acerca el cañón de la pistola hacia la boca de la mujer.
_ ¡Ábrela!
La mujer  cierra los labios con fuerza y hace una mueca que le afea el rostro.
El hombre la sujeta con fuerza y la obliga, ella abre la boca y él le  introduce levemente  el pedazo de metal .El silencio me hace escuchar los chasquidos de los  dientes de la mujer que hacen al chocar con el metal.
_ A ver si así te quedas callada y no insultas a la gente por sus rasgos físicos  pendeja de mierda.Luego le  saca el arma  de su boca y se la coloca a la altura de la sien. La mujer llora quiere gritar pero no puede, me sigue mirando y yo quieto sosteniendo la camisa a cuadros.
El hombre la jala contra él y retroceden unos pasos y le habla a la mujer:
Es una línea muy delgada la que separa  a un ser humano  de un criminal  ¿Lo sabías?
La mujer quiere mover la cabeza pero él esta apretando con fuerza y la sofoca.
_ ¿Sabes cuál es la diferencia entre un asesino y yo?
La mujer esta quieta y callada y sus ojos derraman delgadas lágrimas.
_ Yo lo estoy pensando, él ya te hubiera matado. Esa es la diferencia.
Ningún otro cliente entra a la tienda ni siquiera se asoman a las vitrinas, afuera el sol está quemando quizá por eso no hay mucha gente.
_ Quería comprar una blusa azul para mi esposa, porque estoy harto de que solo use  color negro, fui al banco a retirar dinero y tengo en mi cartera  mi tarjeta de crédito, quise ser amable y caballero, pero tú me hiciste enojar y ahora soy un animal. Entiendes.
La mujer trata de zafarse usando sus dos manos pero él  la esta apretando fuerte  del  cuello con su brazo izquierdo mientras con el derecho le está apuntando en la cabeza.
_ ¡Anda! , escoge lo que te estoy pidiendo y envuélvelo para llevármelo. Elige uno de tu talla.
Y la empujó  para  adelante, la mujer trastabilla y se fue hasta el lugar indicado, escogió una elegante blusa de color azul, y la puso en una bolsa de regalo de papel. Colocó la bolsa  sobre el mostrador. Y  se acercó de nuevo ante él que le seguía apuntando.
_ Ahí la tienes. Tranquilo no me hagas daño. Suplicaba temblorosa.
_ ¿No me la vas a  cobrar supongo no?
_ Después de todo lo que ha pasado, además como soy un pobre serrano de mierda no creo que tenga el dinero para pagarte. Ahora ven para acá y arrodíllate.
En ese momento, dejé la camisa colgada  en su sitio  y quise abandonar el lugar, el hombre giró para verme y fue suficiente para quedarme estático y mirar lo que seguía.
La mujer por instinto se había arrodillado delante del hombre y juntaba las manos  suplicando por su vida. El hombre dio un paso y se tocó los genitales, observa  la pistola y le pregunta:
_ ¿Cual prefieres?
La mujer agacha la cabeza y llora desconsoladamente.
_Ahora lloras  puta ¿No que eras tan valiente?, no que era un serrano, un pobreton, no que ibas a llamar a la policía, ¿Te acuerdas? Ah otra cosa te digo los clientes siempre tenemos la razón  ¿lo sabes no?, bueno ahora échate boca abajo.
La mujer obedece sin chistar, mantiene la boca totalmente cerrada muy distinto que al principio donde no dejaba hablar a nadie.
El hombre camina lentamente hasta el mostrador coge la bolsa,  da una última mirada a la mujer
_Para que aprendas a  tratar a la gente. Le dice.
Pasa por mi lado sin mirarme guarda el arma en su espalda debajo de la camisa y sale de la tienda, la mujer sigue  llorando con las manos cubriéndose el rostro.
La miro y me da lástima verla, toda su soberbia del principio había desaparecido ahora era un ser mas, uno común y corriente como todos nosotros. No quise comprar la camisa en ese lugar y en ese momento, caminé despacio hasta la puerta y me alejé. El hombre había desaparecido sin dejar rastro de su presencia. A los pocos días cerraron la tienda.














viernes, 29 de marzo de 2013

EL HIJO DE LA LUNA



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La cabeza la sentía pesada, un fuerte dolor  lo hacía gritar  de rato en rato, se sintió mareado y tambaleándose  buscó la silla más próxima y se sentó algo aturdido, agarrándose  la cabeza con las dos manos , apretando desesperadamente su cráneo contra las palmas de sus manos como si haciendo eso amortiguaría en algo el dolor que se acrecentaba. La crisis fue cediendo lentamente  y al cabo de unos minutos las molestias habían desaparecido.
Una vez tranquilizado , la expresión de su rostro cambió, se le vio más relajado, sonreía sarcásticamente  al menor movimiento de las personas que miraba detenidamente como si se tratase de una función de marionetas, era en ese momento otra persona, disimuladamente metió su mano derecha al bolsillo de la casaca y palpó el frasco de pastillas que siempre llevaba consigo, su psiquiatra en la última cita le había dicho que no dejara de tomarlas y si lo hacia corría grave peligro de  recaer en su enfermedad y sería mucho más difícil revertir las consecuencias. Pero no le hizo caso, jamás tomó las pastillas pero siempre las llevaba consigo, cuando estaba  solo le gustaba sentarse en el banco del parque  y sacaba el pequeño frasco y con su mano lo agitaba produciendo un ruido de sonaja, el ruido lo hacia sonreír lo tranquilizaba, lo relajaba.
Paso toda la tarde sentado en la banca del parque, de rato en rato pronunciaba algunas palabras, produciéndose un dialogo con el mismo, sabia en el fondo que estaba solo y que no había nadie a su lado  pero le daba igual él hablaba  a solas  era su pasatiempo favorito  y en algunas ocasiones reía a carcajadas como si otra persona le hubiera dicho algo gracioso, la gente  que caminaba cerca de él volteaba a mirarlo y sacaban una conclusión la única que se puede conjeturar al ver a una persona en ese estado, “Esta loco” decían algunos,”Pobrecito”  murmuraban otros, y los más  reacios a los problemas de otras personas pasaban de largo haciendo caso omiso a los gritos de ayuda que profería   Jhony.
Una de esas tardes, cuando se disponía a regresar a casa vio a una paloma que cayó de la rama de un árbol, se acercó con cautela y la tomó entre sus  manos y vio los ojos minúsculos y redondos del ave , y lejos de todo acto sano, cogió el cuello del tierno animal y con una fuerza descomunal arrancó de un tirón la cabecita  de la paloma, los borbotones de sangre bañaban su temblorosa mano, el reía sarcásticamente y  lanzó al aire el cuerpo mutilado de la paloma  creyendo que el pobre animal volaría sin cabeza, el cuerpo del ave cayó pesadamente al suelo y luego de dar unos  débiles movimientos de alas quedo inerte , embarrado de sangre en el piso.
La esquizofrenia lo estaba volviendo un ser malvado, a lo mejor él no se daba cuenta y los demonios  que habitaban su mente  le ordenaban  hacer  cosas atroces. Una vez  se dirigió hasta el puente del ejército se sentó en la baranda y con la mirada fija en la fuerte corriente de agua sucia y espumosa  hacía el ademán de lanzarse mientras con  una mano  agitaba el frasquito de pastillas como tratando de acompasar el estruendoso ruido de las aguas con el sonoro  ruido sonajero de su frasco de pastillas.
La gente lejos de prestarle atención, pasaba de largo ignorando lo que pudiera pasar.
Esa vez no fue necesario hacer nada, por sus propios medios se bajo de la baranda  y caminó sin rumbo por la ciudad, sin hambre, sin  calor, sin  presagiar lo que iría a pasar luego.
En la tarde llegó a su casa un humilde callejón en Breña, abrió la puerta y se sentó en la sala por un momento como recapacitando, su apariencia no hacía sospechar nada, estaba muy bien aseado y vestía un elegante terno color café, la camisa blanquísima y la corbata marrón con adornos cremas, el calzado  brillante y reluciente. Abrió  el maletín y  sacó de entre los papeles un enorme cuchillo, se puso de pie y se encaminó hasta la habitación de su madre, una mujer anciana impedida hace muchos años de hacer las cosas por si misma debido a un accidente que le fracturó la cadera dejándola invalida para siempre. Su madre era una mujer de carácter fuerte, quedó viuda cuando Jhony era un niño, y desde ese entonces ella influyó mucho en él, al punto de quebrar esa delicada línea que existe entre madre e hijo, ella lo hizo de su propiedad, lo trataba no como a un hijo sino como a un objeto de la cual ella era dueña y podía hacer con él lo que quisiera y poco a poco fue moldeando en Jhony una personalidad  sumisa sin autoestima al hecho de hacer todo lo que su madre  no le decía a buenas maneras sino que le ordenaba  a manera castrense.
Jhony, caminaba  despacio haciendo tronar el taco de su zapato cuando chocaba con el piso de parquet bien encerado, sigilosamente abrió la puerta del dormitorio de su madre, y caminó blandiendo el cuchillo ante la mirada atónita de  esta, se colocó al costado de ella y mientras doña Carmen trataba vanamente de persuadir a su hijo con las más absurdas súplicas, éste se mantenía callado y sereno haciendo oídos sordos a los ruegos de su madre, poco a poco  su semblante fue cambiando y  comenzó a tener ligeras convulsiones, la madre lloraba implorando piedad y perdón, Jhony solo pronunció una palabra.
¡Cállate!
 Acto seguido tomó de los cabellos a su madre y pasó la delgada hoja de acero afilada  por la arrugada y frágil  garganta de la anciana, la yugular había sido cercenada  y los borbotones de sangre inundaban la cama. Jhony  quedo temblando y observando los ojos bien abiertos de su madre. No soportó  esa mirada y la  cubrió  con una colcha.
Luego, como si  sus oídos escucharan  las  órdenes de una tercera persona, Jhony se dirigió a la cocina cogió medio galón de kerosene y una cajita de fósforos, regresó a la sala portando la galonera y el fósforos, se sentó en el sillón y encendió   el equipo de sonido colocó un CD de Montserrat  Caballé la diva de la ópera  y mientras oía “El hijo de la Luna”  a todo volumen  levantó la galonera y se baño la cabeza con el combustible , metió la mano en el bolsillo del saco y extrajo el frasco de pastillas, pero esta vez no lo hizo sonar como una sonaja sino que lo lanzó con furia contra la pared. Una vez bañado en combustible  hizo un sonido similar a un sonajero con la cajita de fósforos, y luego de sonreír  con sarcasmo encendió un cerillo y se prendió fuego a lo bonzo, sus gritos aterradores alertaron a los vecinos, quienes impresionados vieron como una silueta humana envuelta en llamas  corría de un lado a otro emitiendo desgarradores alaridos y moviendo los brazos incansablemente, hasta llegar  a la ventana abrazó las cortinas y fue suficiente para que toda la casa ardiera. Los bomberos al cabo de varias horas lograron apagar el fuego y entre  los escombros humeantes  los peritos encontraron   los restos chamuscados de tres personas.



sábado, 16 de marzo de 2013

El “LADRILLO”




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Juan Arturo, cursaba el quinto de secundaria en el único  colegio de su ciudad, era un adolescente extrovertido, juguetón  el más jodido del quinto “H”, era delgado, trigueñito, estudioso no tanto pero daba  pelea a los más chancones que no eran muchos. Su padre propietario de un prospero grifo  que estaba ubicado estratégicamente  a la entrada de la ciudad, lo hacía un muchacho pudiente y con licencia para hacer lo que le venga en gana a veces.
Una vez aprovechó las  vacaciones de medio año para realizar un viaje a Huánuco en el camión cisterna de su padre, acompañaría a un tío para entregar  el combustible en una sucursal que tenían en la ciudad huanuqueña. Al parecer entró como jugando a conocer el ilícito negocio de la familia. La entrega no era precisamente de galones de gasolina sino de kilos de coca. Lo del grifo era una pantalla para justificar  los signos exteriores de riqueza con que gozaba la familia.
Juan Arturo aprovechó este viaje y logró apoderarse sin que nadie se diera cuenta de un paquete “ladrillo” de coca pura, lo camufló muy bien dentro de sus pertenecías y de regreso pasó desapercibido por los controles policiales de las carreteras. Parecía que todo estaba arreglado con la corrupta policía. Llegó a su localidad y guardó el paquete por unos días en  el jardín de su casa, luego para no ser descubierto por su progenitor no dudo en entregar  el “ladrillo” envuelto en una bolsa negra a su compañero de clases al  “Chito”  Rojas su pata  de palomilladas. El “Chito” guardó por un tiempo la bolsa a sabiendas de  su contenido, sabía de la ilegal merca que estaba ahora en sus manos.
Los días fueron pasando y el paquete era celosamente guardado en  un rincón de la casa del “Chito”. El  fue de la idea de deshacerse de la merca no tirándola  a la basura o al rio, sino vendiéndola  y así  avizorarse de algunos billetes para palear las necesidades  de un adolescente ávido de nuevas aventuras. Así los dos chiquillos se convirtieron en socios. De a poco  y con temor al principio fueron haciendo querer la droga primero a los más bellacos del salón, uno de los clientes fijos sería el “mudo” Torres, luego el “mono” García  y así fue creciendo la clientela entre los alumnos del colegio.
Luego el negocio traspasaría los límites del colegio, poco a poco fueron ganando fama y clientes, el enorme “ladrillo” parecía no mermarse, después  fue la calle  y hasta que los drogos en su angustia llegaban a tocar la puerta de la casa del “chito” para comprar el alcaloide bajo cualquier pretexto, el  pueblo era pequeño pero quedaron sorprendidos al saber que los drogos eran cada vez más, ¿De donde salían tantos? Se preguntaban los socios sin tener la respuesta.
Algunos personajes mayores de la ciudad también contactaban con el “chito”, a veces entregaban la coca a domicilio previa propina extra del comprador. Hasta  personajes foráneos tocaban la puerta de la casa del “chito” para comprar  su vicio. Es el caso de un “brujo” que se jactaba de curar enfermedades desconocidas , el daño, la brujería las decepciones amorosas y no pudo curar su adicción, el maestro  Ángelo venido de la capital a estafar  a la gente con sus  hechizos   no pudo evadir el embrujo de la droga y tocaba la puerta del “ chito” todos los días.
Los  traviesos socios no midieron las consecuencias de  sus actos. Hasta que  del enorme” ladrillo” solo quedaba una pequeña masa del tamaño de un guijarro  que en menos de una semana desapareció. Los drogos llegaban en mancha a la casa del “chito”, éste no sabía qué hacer para despedir a los angustiados drogos, Juan Arturo  planteó no seguir en las andanzas  y el “chito” era el que pagaba los platos rotos pues su domicilio era el centro de acopio de los drogos.
Una tarde llegó el brujo en tragos a buscar un poco de coca , el “chito” se hizo negar y esto fue suficiente para que el maestro Ángelo  arremetiera a patadones  contra la débil puerta de la casa del “chito”, en eso salimos todos los vecinos del barrio a reclamar la actitud de foráneo personaje, el aducía que había sido estafado  por el “chito” que en vez de coca le habían dado  otra sustancia que le había hecho daño, los vecinos creyeron que el brujo estaba inventando cosas con tal de sacarle dinero a la familia del “chito” y en un intercambio de palabras y manotazos  expectoraron del barrio al brujo que se fue jurando tomar venganza. Desde esa vez  los amigos prometieron no hacer mas travesuras y gracias a que no había pruebas con que incriminarlos y por ser menores de edad  y como además nadie hizo una denuncia formal todo paso a ser un malentendido que  libro a estos granujas de una pena mayor.

viernes, 15 de marzo de 2013

MIRIAM






Foto tomada en marzo de 1996. © Domingo Martínez Castilla




Visitaba el cementerio de Jauja, aprovechando mi viaje, la paz y quietud del camino hasta llegar al camposanto invitaba a pensamientos y recuerdos  de la época pasada de mi niñez y adolescencia, los recuerdos se posaron en mi mente como ráfagas de viento fresco, recordé  los tristes momentos en que me toco despedir a mis abuelas, de hecho les llevaba  las flores y las volvería a  “ver” después de algunos años.
Recordé algunos entierros bulliciosos  con  orquestas y banda de músicos que a pesar de eso no dejaban de ser tristes ,recordé otros sepelios  más solemnes, y en épocas de todos los santos y en el día de difuntos recordé los tristes y melancólicos responsos que los familiares de los muertos  mandaban  hacer frente a los nichos ,  que sin querer queriendo te hacían derramar  algunas  finísimas y tristes lágrimas.
Luego de colocar las flores a las abuelas me senté por un momento  en la hierba bajo el radiante sol y cielo azul  jaujino adornado de escasas  y  blanquísimas nubes, contemplé  el inmenso  camposanto  que poco a poco se estaba poblando, contemplé  el largo y céntrico  pasillo  flanqueado por verdes cipreses, me acerqué hasta una de las piletas y mojé mi cabello con esa agua  fría, agua fría de Jauja.
Caminé  errante bajo las miradas extrañas de algunos presentes, caminé por entre los pabellones  mirando los nichos  y mausoleos  de los que yacían allí para siempre, nichos de toda clase y  de gustos singulares, mausoleos pétreos y marmóleos, grandes y chicos, viejos y nuevos, cuidados unos y abandonados otros, me parecía estar en un museo  contemplando  obras de arte. Aunque algunos lo son en realidad.
Contemplar los nombres y las fechas  en un cementerio siempre cautivo mi atención y mi curiosidad  y aquí  en Jauja  tenía todo el tiempo del mundo para seguir observando una y otra vez  a mi regalada gana lo que  tenia frente a mis ojos.
Fue así que en ese  paseo  me topé con los nombres  de algunos conocidos, y me hice una pregunta :  ¿Serán ellos?, me detuve a verificar los nombres y las fechas todo coincidía “son  ellos”, la muerte había  venido para llevárselos a muy temprana edad, la muerte implacable llegó  a Jauja  y se llevó  a mis amigos de escuela, a mis amigos de colegio, a mis vecinos, tan jóvenes y ya no están, se  fueron  para siempre.
Seguí recorriendo los silenciosos  pasadizos floridos  y para mi sorpresa tropecé con tu nombre.
¡No lo podía creer!
Eras tú Miriam, si tú, que un día me pediste ser tú pareja de promoción, que luego de eso nos llegamos a conocer mejor, y fuimos buenos amigos, aunque me hubiera gustado ser algo más. Recordé a tus hermanas y  recordé la última conversación que tuvimos  habías llegado de Lima y me contaste tus sueños y tus proyectos, y nos aconsejamos mutuamente y te dije que también pronto me iría  a Lima, y sonreíste.
Recordé  las fiestas de carnavales aunque bailé con tu hermana a pedido tuyo, pero  me hubiera gustado bailar contigo, pero bueno así es la vida, recordé  la foto que nos tomamos ese día de la fiesta  de tu promoción, y contemplé  en ella tu sonrisa dulce y serena, te recordé a ti que ahora ya no estás.
Recordé que un día  pensaba encontrarte  en Lima, en Jauja, o en algún otro  lugar pero nunca  pensé encontrarte aquí.
Descansa en paz amiga, de vez en cuando vendré a “verte”.


Enero, del 2010.

sábado, 9 de marzo de 2013

CHARLES



                                               foto: internet (francesccornado.blogspot.com)


La cantina se iba poblando poco a poco de sedientas gargantas que ni bien posesionados de una pequeña mesa y unas sillas  a voz en cuello gritaban para hacer  su pedido de cervezas, en una de esas mesas estábamos nosotros  observando y escuchando todo. En  otra  mesa no muy lejos de  nosotros estaba Charles con su grupo de amigos. Charles no era nuestro amigo por ser mayor que nosotros  pero si era conocido en todo Jauja. Trabajaba en una tienda de abarrotes repartiendo mercadería, todos lo conocíamos de vista  pero no hablábamos con él.
Con el transcurrir de las horas y  con las cervezas haciendo efecto ya éramos amigos de todos, las bromas no se hacían esperar  y de lejos casi gritando jodíamos a los de las otras mesas, a veces todo no era más que una chacota pero otras veces se convertían en descomunales broncas.
Pero, vayamos con Charles, era un tipo carismático no sé si era oriundo de Jauja o por algún otro motivo estaba en las calles jaujinas y así como apareció también desapareció al igual que nosotros que ya no estamos en Jauja.Era un tipo alto, flaco de ojos redondos y cabello ensortijado medio azambado, algo criollon.Sentado en la mesa de al lado y con algunos tragos encima hacia alarde de su mascota, afirmaba tener una mascota pero no era una mascota común como un perro o un gato , el decía que estimaba a su fiel amigo “Venancio” que así se llamaba su mascota y contaba a sus amigos que lo escuchaban con total interés, y les prometió que la próxima borrachera en el mismo bar traería a Venancio para presentarlo a todos sus amigos, todos aplaudieron el gesto y otros rieron. Nosotros solo escuchábamos y también nos comprometimos a venir ese día para ver a su mascota. Quedaron  para el próximo sábado  a la misma hora y en la misma chingana.
Llego el día y  me encontré con mis patas para ir a la cantina a tomarnos unas chelas y poder conocer a Venancio, en el trayecto jugábamos a adivinar que es lo que era Venancio. ¡Es una rata! Dijo el  Chino, no, no creo dijo  Coco me tinca que es un loro. A lo mejor es una araña dijo el  gordo Tavo, puede ser, ese pendejo de Charles creo que es de Huánuco  y a lo mejor trae un cuy  dijo el chato  José, a mi me parece  que puede ser un ratón  o un Hámster  ese huevon parece de Lima y seguro que nos quiere  sorprender con uno de esos animales dije, pero nadie me hizo caso.
Entramos al bar y nos ubicamos en una mesa , el local estaba vacío  nosotros éramos los primeros, pedimos dos cervezas y el chato José se acercó al dueño de la tienda y le dijo algo, luego tomo asiento y en unos minutos escuchábamos la voz de Iván Cruz cantando “Vagabundo”.
A la media hora un grupo entusiasta de borrachos ingresaba por la puerta haciendo mucha sombra, rápidamente se ubicaron justo en la mesa que estaba al lado de nosotros pegada a una ventana gracias a la cual alumbraba el lugar. Allí estaba  Charles  con su casaquita de cuero negro y su viejo  pantalón jean, no vimos nada más, ¿Y Venancio? Preguntó  el  Chino.
_ Shssss cállate huevón
_ Ta, bien ya, ya, tranquilo dijo Coco.
_ Seguro lo tiene en el bolsillo.
_ Si, seguro que es un ratón, por allí va la cosa.
_ Está  entre el ratón y la araña dije, y de nuevo nadie me hizo caso.
Luego de tomarse las dos primeras cervezas  Charles se metió la mano al bolsillo derecho de su casaca de cuero y extrajo a su amigo, a Venancio y lo puso encima de la mesa para presentarlo ante sus patas.
Con asombro y asco vimos encima de la mesa un enorme sapo gordo y pesado de color plomo con manchitas negras en toda su grotesca piel. El batracio se quedó quieto por un momento  inflando su cuerpo cuando respiraba, todos los de su mesa miraban al feo sapo, otros le pasaban la mano por la cabeza, algunos lo acariciaban, “es un lindo animalito” decía Charles mientras lo cogía entre sus manos  y se lo levaba a los labios para darle besitos.
_ Que cochino es ese huevón, dijo el  Chino.
_ Carajo y después va a besar a su germa, acotó Coco.
_ Ese huevón besa al sapo pensando que se va a convertir en una princesa.
Ahora todos me  miraron y se rieron de lo que había dicho.
Seguimos  pidiendo más cervezas y de rato en rato  volteábamos la mirada para ver al repelente animal, Charles le daba de beber cerveza de su vaso  al animal parecía gustarle. Cada mesa tenía un recipiente regular grande para botar la espuma de la cerveza  y no echarla al piso.
Luego de un rato vimos al gordo sapo dentro del recipiente, Charles tomó la botella y llenó el recipiente hasta la mitad, el enorme sapo nadaba en cerveza ante la risa de todos sus amigos. Y lo dejaron allí por un buen rato. Nadie se atrevía  a agarrar al sapo solo su dueño tenía esa potestad así el sapo se estuviera muriendo creo que nadie lo hubiera rescatado. Hasta que su amo lo sacó, lo llenó de besos  y lo puso de nuevo sobre  la mesa, el sapo daba vueltas torpemente, estaba borracho al igual que su dueño, Charles empezó a hablarle como si se tratase de una persona como si fuera un amigo, un padre o un hijo, todos estábamos callados.
Las horas habían pasado y las cervezas se agotaron en la mesa de Charles, sus amigo uno a uno se fueron retirando hasta solo quedar tres en esa mesa :  Charles, un amigo, y su sapo.
Los dos comenzaron a buscar y rebuscarse los bolsillos que por supuesto estaban vacios, Charles se acercó al dueño de la tienda y luego de meterle  un poco de floro pidió dos cervezas al crédito, la negativa del dueño fue rotunda.
_Te dejo a Venancio le dijo.
_ ¿Quién es Venancio?
_ Charles apunto el dedo índice hasta la mesa y  el dueño de la tienda vio al horrible sapo gordo  tirado  sobre la  ella.
_Saca esa porquería de la mesa, como se te ocurre traer esa huevada aquí, no sabes cuantas enfermedades puede tener ese animal.
Charles corrió tambaleante a proteger a su sapo, lo  cogió y se lo metió al bolsillo de la casaca.
Luego se dio vuelta y se percato de nuestra presencia,  se acercó a nuestra mesa y tomó asiento. Tú eres el hijo de la señora  Estela, que tiene su tienda en el jirón  Acolla  le dijo a Coco.
_ Así es, respondió Coco.
_ Yo soy Charles, me conoces, o no, voy a tu tienda llevando mercadería de la distribuidora.
_ Si, te conozco,
_ ¡Salud!
Dijo Charles mientras se servía la cerveza.
Después de un rato sacó al sapo y torpemente lo depositó en el envase lleno de residuos de cerveza, el animal estaba hinchado  y quieto. Parecía estar en shock o sino muerto.
_ Así es él, esta borracho dijo Charles.
Después lo tomó entre sus manos y lo acarició con mucha ternura, como si él fuera un enorme batracio que acariciaba a su cria.Terminados las botellas de cerveza nos retiramos y luego de caminar hasta una esquina nos despedimos de Charles, de su amigo y de Venancio.
Luego de muchos días, vi a Charles por la plaza de Jauja, pasó  de largo sin verme.
Una vez que fui a comprar gas al puente con mi bicicleta, al salir de la tienda me di con la sorpresa de que no estaba mi bici, volteo la mirada y veo a Charles vestido de policía municipal llevándose mi bici hasta un camión, lo alcance y le pedí que me la devuelva, no me hizo caso.
_ Tienes que ponerle placa a tu bici
_ Si pero no te lleves la bici
_Nada, tu bici se va al depósito, y cargo la bici al camión.
_ De nada sirvió haber tomado con él y con su sapo, ya no me reconocía.
Luego de varias semanas, logré sacar la bici del depósito previo pago al consejo y tantas vainas más. Fue la última vez que vi a Charles era el año de 1987.








viernes, 1 de marzo de 2013

EL MISTERIO DE CORALI

















Salió de la chingana a las tres de la mañana, estaba solo, sus amigos lo habían abandonado a su suerte. La solitaria avenida  lucia oscura, melancólica, los escasos haces de luz de los postes de alumbrado público rebotaban centelleando en el  negro asfalto. Uno que otro automóvil  circulaba a muy poca velocidad como si buscaran algo. Joaquín estaba  mareado caminaba tambaleante aspirando su cigarro de rato en rato, llego hasta  una esquina y se detuvo de improviso como adivinando que no llegaría a ninguna parte  en ese estado, retrocedió y se puso de nuevo en la entrada del club nocturno  donde escasos parroquianos esperaban con ansias a que amanezca.
Se acerco lo mas que pudo hasta una anciana que vendía golosinas en una vieja carreta en la puerta del “Acuario”, pidió dos cigarros encendió uno y contemplo por un momento a la vieja dama. Era bella a pesar de la edad, le calculaba  más de sesenta años, de joven debió haber sido un hembron pensó para si mismo. La mujer era de mediana estatura, blanca de piel y el cabello ensortijado teñido de color parduzco, sus ojos redondos y brillantes, mujer  risueña  y coqueta sus carnes aun estaban firmes y sus voluptuosos senos  estaban  apetecibles .Joaquín  sintió una leve  erección , la  exótica y experimentada  mujer lo noto y disimuladamente roso su mano derecha sobre la bragueta de  Joaquín. El se sorprendió y ella sonrió atrevida.
_ ¿Quieres sentarte?
_Está bien gracias.
Y Joaquín tomo asiento en la silla que la mujer le extendió, se acomodó estiró las piernas y cruzó los brazos para amortiguar el frio de la madrugada. ¡Ya falta poco para que amanezca!, murmuró. Mientras ella acomodaba  la mercadería que estaba en el piso y fuera de la carreta en unas viejas cajas de cartón.Luego de un rato ya todo estaba empacado, Joaquín se deleitaba observando las poderosas caderas de la mujer y se extasiaba, el trago le hacía ver y sentir amenas sensaciones con esta señora.
_ ¿Cómo te  llamas  muchacho?
_ Joaquín, y usted.
_ Corali, respondió  sonriente.
_ ¡Bueno!, me tengo  que ir, ya no hay nadie adentro  del local y si hay alguien de seguro esta misio, borracho y calato. Y soltó una carcajada. Joaquín también  sonrió.
Apoyó  las  pecosas manos sobre la carreta para empujar, y Joaquín se levantó de la silla para preguntar.
_ ¿Usted vive cerca?
_ Si. Acá a la vueltita nomás. Indicó con una mano el lado izquierdo de una esquina.
_Si quieres me puedes acompañar. Pero empujarás la carreta. Dijo la mujer.
_Está bien, dijo Joaquín, además ni cagando me quedo acá solo y miró de reojo a los pocos borrachos que se quedaban en  la puerta del “Acuario”.
Caminó unos pasos empujando con dificultad la carreta y escuchó una voz aguardientosa que le gritaba. ¡Provecho jugador!, y  los demás rieron con ganas. Joaquín ignoró lo escuchado y siguió a la mujer.
Llegaron a la esquina y doblaron  para la izquierda, a mitad de cuadra un grupo de muchachos tomaban licor en la puerta de un callejón. Cuando estuvo cerca pudo ver los rostros más amenazantes la facha de los tipos lo decía todo.
_No tengas miedo, nada te pasara nadie te hará daño le dijo la mujer mientras lo miraba con deseo.
_ ¿No me dirá que usted vive allí?
_Si, es  una vieja quinta, casi tiene mi edad yo vine aquí de chibolita, esos  haraganes no te harán daño, confía en mí.
A  Joaquín no le quedaba otra  y caminó  agachando la cabeza para ocultar su miedo y su embriaguez. Se abrieron paso por en medio del grupo de muchachos que tomaban y fumaban pasta y  también esperaban el alba para guardarse.
Caminaron por un estrecho callejón hasta detenerse en la última puerta  que era la única que estaba adornada  con varias macetas de flores que perfumaban el ambiente, Corali  saco sus llaves del bolsillo y abrió la cerradura.
_Deja la carreta allí pegada a la pared y pasa.
Joaquín, ingreso a aquel aposento y quedo  asombrado, era pequeño, de dos ambientes. La primera habitación hacia de sala comedor y cocina, todo estaba muy bien ordenado y cada cosa cuajaba en el lugar que se encontraba. La dama empujo la puerta de la segunda habitación  e invito con la mirada y la sonrisa picara a que ingrese Joaquín.
_ Puedes acostarte un rato si lo deseas, mientras preparo un poco de café.
Joaquín, se sentó al borde de la cama  se sacó los zapatos  y se tendió  de largo y clavó la mirada en el sucio techo, el lugar le era extraño, triste, anticuado, pero se sentía seguro. En cierta forma esa mujer lo protegía. El reloj del celular marcaba  diez para las cinco de la mañana.
La mujer ingreso al cuarto llevando una taza de café en cada mano, dejó  las tazas encima del velador  y se recostó al lado de Joaquín y también  se puso a mirar el techo. Joaquín sonrió y se hizo el loco.Corali suspiro profundamente y le preguntó  que le parecía todo eso, que el ahora estaba en la cama de una  vieja desconocida y rio. Joaquín le dijo que ella ya no era una desconocida para él, y por el contrario le agradecía mucho que  lo acogiera en su casa.
Luego de unos minutos se sentaron en la cama y sorbieron el café cargado que ella había preparado.
_ Te hará bien para la resaca (le dijo)
_ Joaquín solo agradeció con una sonrisa.
_ ¿Tienes hijos?  . Pregunto Joaquín.
 _ ¿Hijos? No, nunca pensé en tener hijos, además nadie querría ser  un “hijo de puta”, en el buen sentido de la palabra.
Joaquín quedó  sorprendido, ella le estaba insinuando que en su juventud y parte de su madurez se había dedicado a ejercer el oficio más antiguo del mundo.
Sorbo tras sorbo de amargo café  ambos fueron confesándose. Ella le comentaba que gracias a lo que fue había gozado de muchas cosas, de muchos placeres y de muchos excesos también. Le conto que gracias a sus ocasionales amantes y clientes había recorrido casi todo el mundo, le dijo que había estado en Argentina, Chile, Colombia, Brasil, Estados Unidos, y también por parte de Europa. España,Portugal,Francia,Alemania,Grecia,Chipre,Albania.Tambien le conto que se fue a vivir con un chipriota por un tiempo pero que eso no funciono y se largo  de buenas a primeras  con un negro marroquí a quien encontró muerto a los pocos días cerca de su casa.
_ A lo mejor lo mató  el chipriota dijo Joaquín.
_ No creo, tú sí que tienes imaginación le dijo y Corali empezó a reírse.
Dejaron las tazas vacías sobre el velador y se estiraron de largo en la enorme cama, era enorme para una sola persona.
Quedaron quietos por un momento y suavemente Corali fue acariciando el pecho de Joaquín con su delicada y tersa mano, deslizaba los dedos con destreza  le hacía cosquillas a Joaquín, que lucho por mantenerse sereno y quieto. Luego fue deslizándose hasta el vientre y ella cerraba los ojos imaginando  muchas cosas placenteras, así llego hasta el sexo de Joaquín, lo sintió duro, erecto, prominente,  ávido de querer salir de su prisión. Con destreza  libero el  palpitante miembro  lo froto suavemente y se lo engullo en la boca y le practico un sexo oral mejor de las que él había visto en las películas porno que compraba en polvos azules.
Joaquín cerró los ojos, mientras Corali succionaba  frenéticamente y  el pobre  no pudo resistir más y descargo un torrente  en la boca de Corali, ella siguió por un rato más y luego  quedaron  rendidos en la cama.
Afuera el alba empezaba a iluminar el día. Corali, estaba semidesnuda con los enormes pechos afuera deleitando la vista de Joaquín que para eso ya se le había pasado la borrachera, pensaba en contar esa anécdota a sus amigos del trabajo que lo dejaron solo en el nihgt club. A las siete de la mañana  Joaquín abandonó el viejo callejón acompañado de la dama, se despidieron con un beso y el  prometió regresar lo más pronto posible, caminó por la avenida solitaria y luego de esperar un rato abordó un bus, hasta el hospital  Dos de Mayo, allí era donde trabajaba Joaquín como enfermero, durante el trayecto quedo pensando en Corali, es encantadora se decía, es linda  y tiene sus cosas  me gustaría verla otra vez, meditaba. Al cabo de una hora el bus llego a su destino, Joaquín  bajó  y caminó apurado  marcó su tarjeta y se dirigió a cambiarse para trabajar.
A la semana siguiente, aprovechó su día de descanso y se dirigió al callejón a visitar a Corali, tenia esas ganas de verla o tal vez  le había gustado la espectacular mamada que le había hecho, tomó una combi que lo llevaba  hasta el lugar, se bajó  en la avenida y caminó nervioso la media cuadra restante, miró de reojo la puerta cerrada del Acuario y dobló  la esquina, al llegar al frontis del callejón  notó  que estaba enrejado, no se percató  ese día que la puerta tenia rejas, paso de largo y luego de unos pasos decidió regresar, justo en ese momento una señora salía de la quinta, Joaquín la saludó y le preguntó  por Coralí.
_¿Corali ?
_Si, vive en  el cuarto del fondo.
_Acá no hay nadie con ese nombre, y el cuarto del fondo hace años que nadie lo habita, ahora lo usamos como depósito.
_ ¿Deposito?
_ Si, deposito, allí guardan sus carretas algunos comerciantes que venden en los alrededores.
_ ¿Puedo entrar para ver un ratito?
_ Sí, claro.
Joaquín  camino apresurado  por el mismo callejón por donde  la  semana pasada empujó la carreta de Coralí, llegó  a la puerta del último cuarto y no había ni un macetero y ni una planta, diviso por la pequeña ventana y solo vio un cuarto vacio que olía a humedad, unas cuantas carretas y triciclos estaban guardados allí, la señora que abrió la reja tenía razón, ese cuarto era un deposito.
Asustado regresó  y no preguntó mas a la señora, caminó hasta la puerta del Acuario y vio a un muchacho que hacia la limpieza, preocupado le preguntó si conocía a la señora que vendía  golosinas  en las noches allí justo en la puerta del local. El joven negó conocerla es más, nadie vende golosinas acá afuera los dueños del Acuario lo prohibieron hace años. Joaquín quedó perplejo al oír esa respuesta.
_ Si deseas saber más, puedes regresar en la noche. Creo que el negro Raúl te puede ayudar en eso, el sabe muchas cosas de este barrio.
_ ¿Y donde vive el negro Raúl?
_ Acá a la vuelta en una vieja quinta, si quieres anda ahorita y preguntas por él, allí debe de estar  solo sale de noche  y se viene a limpiar los carros de los clientes del Acuario.
_ ¿Así?
_Si, vive en el último cuarto de la quinta al fondo.
Joaquín quedó  más confundido todavía y asustado se retiró sin  escuchar  ni averiguar más, quedó pensando que es lo que había sucedido en realidad esa noche en que conoció a Coralí, varias hipótesis rondaron su mente. Desde ese día Joaquín  ya no es el mismo.



domingo, 17 de febrero de 2013

Carnaval Jaujino







Esa tarde caminaba por la plaza, en la esquina de Grau con Junín vi un grupo de chicas  conocía de vista a todas pero solo una era mi amiga, al pasar por el lado de ellas, Bety la que yo conocía me intercepto, luego de saludarnos y de unas palabras de protocolo mientras las demás seguían hablando  pero  con las miradas puestas en nosotros. Bety me propuso bailar en el cortamonte de mi barrio, asombrado la quedé mirando sin saber que responder, y de inmediato aclaró que ella no iba a ser mi pareja sino una amiga suya, que le había pedido el favor de buscarle pareja para el día del cortamonte.
_ ¿Y quién es? Pregunté intrigado.
_ ¡Ah!  Se trata de Carmen. ¿La conoces no?
_ Si, la conozco pero de vista al igual que tus amigas y  señale con la mirada al grupo de chicas.
_! Ah! Pero que tonta que soy me dijo y tomando mi mano literalmente me arrastro hacia donde estaban sus amigas y me las presentó a todas. Carmen no estaba allí.
Luego  de separarnos discretamente  del grupo   preguntó.
_ Bueno, ¿Y qué dices  vas a bailar o no con mi amiga Carmen?
Y sonrió cómplice de algo
_ Bueno está bien le dije, pero como vamos a hacer por que en verdad yo no hablo con ella, y a lo mejor no sé si querrá bailar conmigo.
_ ¡Claro!  No te preocupes yo hablo con ella, dijo de manera contundente.
Quedamos en vernos al día siguiente para que quede confirmado lo que habíamos acordado, me despedí de ella y de las demás chicas y enrumbé por todo el jirón Grau, en el trayecto fui pensando en Carmen, a pesar de vivir a unas cuantas cuadras de mi casa no le hablaba, no era mi amiga, en todo caso no porque no quisiera sino que ella se había mudado hace pocos meses  a una casa a unas dos cuadras de la  mía. Caminé pensando en ella en su voz en su sonrisa en sus pasos de baile, en todo. La había visto muchas veces pasar por delante de mi puerta a veces la molestábamos con los muchachos del barrio pero ella pasaba de frente y solo sonreía ante nuestros comentarios. Era una chica agraciada, carismática, sencilla.
Llegó el día esperado, Cortamonte en el Barrio “Cruz de Espinas”, algo nervioso me ponía el terno mientras escuchaba los acordes de la banda, que se filtraban por la ventana de mi habitación. Tomé el sombrero y el pañuelo de mi viejo los únicos que había en casa y ya estaba listo, me habilité de algunos billetes ahorrados de algunas propinas y fui al encuentro de mi viejo, sorprendido miro mi facha.
_ ¿Vas a bailar?
_ Si, mis amigos van a bailar y me animé yo también. (Mentira)
_! Ah! Qué bueno, ten cuidado nomas con el árbol, fíjate bien para donde va a caer y toma tus precauciones, y no tomes mucho.
_ Puedes darme para algunas “chelas”  y para comer algo.
_Está bien, metió la mano al bolsillo y me extendió unos billetes.
_!Gracias pa! , ya vengo.
Y  salí  más nervioso todavía con dirección a la casa de Carmen, enternado y con el sombrero y el pañuelo puesto mientras la banda tocaba incansable los huaynos carnavalescos, el viento llevaba las melodías lo más lejos posible y ya me imaginaba en medio del ruedo llevando del brazo a Carmen.
Llegué a la casa de ella y por un momento dudé en tocar, no estaba tranquilo, a las cinco de la tarde habíamos quedado, temblorosamente le echo una mirada a mi reloj y las agujas marcaban las cinco de la tarde en punto, era puntual.
Ni modo, a una dama no se le hace esperar y toqué la puerta de madera con el puño, a los pocos minutos salió un chiquilla creo que era su hermana, pregunté por Carmen y me dijo que la esperara un ratito que se estaba arreglando. Esperé un ratazo y aparaceció ella, quedé atontado por un momento estaba impresionante parecía una muñequita, el maquillaje era perfecto y me puse más nervioso todavía ¿Y si no bailo bien? Me pregunté en silencio.
_ ¡Hola!, dijo ella con naturalidad.
_ Hola respondí, temblando.
Caminamos hasta la esquina y doblamos por Huascar, luego por Arica y después por Alfonso Ugarte, hasta llegar al sitio de la fiesta, tres hermosos montes estaban allí bien plantados esperando a los danzantes para realizar el rito carnavalero de los cortamontes en Jauja. Nos detuvimos por un momento a observar los majestuosos árboles y sus adornos. Miramos de reojo a algunas de las parejas para ver si encontrábamos a algún conocido, habían varios, pero desde una de las carpas  oí que me llamaban por mí nombre, giré la mirada y vi a John con una botella de cerveza en la mano y con la otra me hacía señas para ir donde él estaba.
_ ¿Quien es?
_ Un amigo, le dije vamos para presentártelo y caminamos hasta la carpa, al acercarnos vi también a Carlos y a Roberto. Saludé a Jhon y noté que su pareja era Sole, me puse celoso y quise cambiar de pareja, que no hubiera dado por bailar con Solé, ella solo sonrió y me dijo.
_ ¿No vas a presentar a tu pareja?
_ ¡Ah! Claro y presenté a Carmen que no se quedaba atrás en belleza y carisma. Noté miradas extrañas.
John, sorbió la cerveza de su vaso y me pasó la botella ¡Salud! Por el barrio me dijo y sonreímos todos repitiendo en coro ¡Por “Cruz de Espinas”! .
Tomamos unas cuatro cervezas para no arrancar fríos y salimos al ruedo a bailar a los acordes de la banda, de los huaynos.
La tarde se hizo noche y los tragos seguían remojando  nuestras resecas gargantas, nos emocionamos y hasta nos pusimos a cantar conocidos huaynos que tocaba la banda, éramos felices todos. Olvidé que Sole bailaba con John y me sentí feliz con Carmen, sus amigas empezaron a molestar, ellas sólo miraban de lejitos a pesar que ella  las llamó  no vinieron y nos dejaron solos. Los montes  empezaron a caer uno por uno y la noche se hizo más espesa, más noche, más cómplice.
Terminado todo allí, y con la euforia del momento decidimos ir bailando  hasta la plaza para agasajar a los nuevos padrinos, llegamos a un local y allí cada uno de nosotros y las chicas también  bebimos  nuestras ultimas cervezas. Era la hora de regresar a casa, me despedí de mis amigos Carmen hizo lo mismo y John abrazaba a Sole, que envidia.
Caminamos por un solitario jirón Junín hasta llegar a Alfonso Ugarte, recordando momentos de la fiesta.
_ ¿Oye tus amigos son chéveres no?
_ Si, son así además creo que tú también les caíste bien a ellos.
_Si, ¿pero Sole?
Esa pregunta si llevaba veneno, y la esquivé  hablando de otra cosa.
_ ¿Te gusta ella no?
_ ¿Ella?,  como me va a gustar.  (Mentira, me moría por ella)
_Si,  ¿estás enamorado de ella no?
_ No, ella es enamorada de John, ¿Acaso no te diste cuenta?
_Si, pero igual, tu estas enamorado de ella.
Caminamos despacio como no queriendo llegar a nuestro destino, las calles solitarias de Jauja a las diez de la noche se cubría de un frio manto negro que incitaba a buscar abrigo. Carmen temblaba, quise abrazarla pero en vez de eso me quité el saco y cubrí su espalda.
_ ¡Gracias! , ¿Hace frio no?
_ Si mucho.
Una cuadra antes de llegar a su casa me detuve.
Sorprendida me miró con sus enormes ojos redondos, y pude  contemplar su belleza, ella sonrió algo nerviosa y no supo que decir.
_Me gustas mucho, no sé cómo pude ignorarte durante todo este tiempo. (Le dije)
_Te diste cuenta que me ignorabas
_Si, fui un tonto. Dime  una cosa tu le dijiste a Bety  para que me diga que baile contigo.
_ Sabes quería bailar, y tú fuiste una alternativa.
_ ¡Ah! O sea que yo fui una alternativa
_ Perdón, no quise decir eso.
_Bueno, esta alternativa creo que  se tiene que despedir
_! Tonto!, perdona eso de alternativa, lo dije porque no sabía que decir, ¿Estoy nerviosa sabes?
_ ¿Nerviosa? Y porque.
Se acercó con ternura a mi lado y  acaricio  mis manos frías, la tenía cerca y pude sentir su tibio aliento. Sus ojos iluminaban mi opaca mirada, solo me centré en su  dulce sonrisa y tuve la tentación de besar sus labios rojos, su cabello ensortijado quería fugar del  pequeño sombrero que llevaba puesto, su atuendo de jaujina le quedaba de maravilla. No pude resistir más y besé sus fríos labios. Ella correspondió y me apretó contra su pecho. Sentí rebotar de su cuerpo por que llevaba el abultado atuendo de jaujina.Nos besamos a la luz de la luna  fue romántico y lo recuerdo con claridad. No fue necesario declarar nuestro amor. Nació ese día de febrero en el mes de carnavales y en el mes del amor.