sábado, 20 de noviembre de 2010

FOOTTING MADRUGADOR (laguna de Paca)

Los viernes en la tarde hacíamos los planes para el dia siguiente, muy temprano los sábados, salíamos a correr hasta la laguna de Paca, todos en ropa deportiva, buzos y zapatillas, la verdad no sentía mucho frió como ahora, a veces el encargado de despertar a todos era yo, a las cuatro de la mañana era la hora acordada por todos para salir a hacer ejercicios, y la verdad no necesitaba despertador es más casi no dormía por la ansiedad y a las cuatro de la mañana ya estaba listo para pasar la voz a mis demás amigos, nuestros padres ya sabían de esta costumbre nuestra, generalmente lo hacíamos amigos del barrio que vivíamos muy cerca uno del otro, escasas cuadras nos separaban, pero a esa hora salía de mi casa directamente a la casa de Manolo, luego a la de Roberto, después nos dirigíamos a la casa de Ruchi y a la de Tavo, al principio solo éramos varones, un grupo de más o menos diez, trotábamos con dirección a la laguna esos dos kilómetros lo hacíamos trotando y cantando como lo hacían los del ejército, siempre uno de nosotros iba adelante dirigiendo los cantos y las arengas, sin parar hasta la laguna.




Al llegar a la plaza de Chucllú, nos dirigíamos a la parte del fondo donde existía una especie de cancha de fútbol, en ese lugar realizábamos algunos ejercicios de soltura, planchas, ranas y otras cosas, luego descansábamos un rato y aprovechábamos para hablar de muchas cosas y para hacer algunas bromas, luego la infaltable “ pichanguita “entre nosotros, o con algunos amigos que también iban a correr ya que no éramos los únicos.



Después de eso como a las siete de la mañana ya emprendíamos el regreso a casa, no sin antes pasar por la pileta de agua que estaba en el centro de la plaza de Chuccllú, para tomar un poco de agua y mojarnos la cabeza y la cara para lavarnos el sudor, luego con el saliente y brillante sol de la sierra emprendíamos el regreso a casa, también corriendo pero casi siempre lo hacíamos caminando y conversando mucho, dejando atrás la gran laguna que a esa hora parecía una enorme olla de agua hirviendo debido a la neblina que salía de las gélidas aguas de la laguna.



Esa costumbre la hacíamos desde niños, luego en la adolescencia y estando ya en el colegio conocimos a un grupo de amigas y era con ellas que luego iríamos a trotar todos los sábados y dejamos de jugar fútbol para jugar voley con ellas, era una etapa muy bonita y empezaron los enamoramientos y se empezaron a formar las parejitas, a veces nos tocaba despertarlas, bien tocábamos sus puertas, luego venían los silbidos y si la niña tenia el sueño pesado y no despertaba apelábamos al último recurso que casi nunca fallaba, agarrábamos una piedra pequeña y la lanzábamos a donde creíamos estaba su dormitorio, con dicho sistema rompimos algunas tejas, vidrios de ventanas, pero eso si nunca fallaba y la dormilona salía a veces molesta, otras veces riendo y algunas con miedo por haber roto alguna ventana o haber despertado bruscamente a sus padres o a algún molesto vecino suyo.nosotros desaparecíamos en contados minutos, así el grupo fue creciendo y cada vez éramos mas, todo esto hasta cuando duro nuestra secundaria.



Luego de terminado el colegio, lo seguimos intentando por algunas semanas más, pero después fuimos desapareciendo uno a uno y las chicas igual, hasta que no quedo ninguno de nosotros, ahora después de muchos años recuerdo aquellas madrugadas, y ojalá algún día se repita con todos los amigos del barrio, sería como un sueño cumplido, pero creo que eso nunca sucederá..

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