sábado, 20 de noviembre de 2010

LA GUITARRA

Cuando estuve próximo a cumplir mis quince años, y lo recuerdo bien me empeñe en que mi viejo me regalara una guitarra, al principio mi madre se opuso y pegó el grito al cielo, poniendo un montón de peros para no darme gusto, pero mi viejo estaba de mi parte y me prometió comprarme la guitarra pase lo que pase, esperé ansioso varios días, hasta que por fin una tarde mi viejo me pide que lo acompañe a una tienda de instrumentos musicales, ingresamos y vimos en el escaparate de la tienda varias guitarras, “escoge una” me dijo mi padre, yo nervioso me abalancé sobre una guitarra grande, brillosa muy bien barnizada me gustó de inmediato, escogí esa y mi viejo me la compró, contento me dirigí con él a mi casa. Y mi madre al ver la guitarra puso una cara, como que no le gustaba la adquisición, bueno tendría sus motivos, lo malo que estuvo molesta por varios días.




Todo estuvo bien pero faltó algo adicional, lo más importante tal vez , las clases de guitarra, no había presupuesto para eso según mi madre, sin ello no podía hacer grandes cosas, traté por mí mismo de hacer algunos punteos y rasgueos pero nada más y en poco tiempo la guitarra paso a ser un elemento decorativo de mi habitación, la colgué en la pared primero y luego de unos meses le quite el polvo y la guarde en el ropero, cada vez que hacia la limpieza del ropero la sacaba, la observaba por varios minutos y hacia volar mi imaginación aunque tocaba cualquier “cojudez” me imaginaba dando un concierto o sino perteneciendo a una banda de rock y luego de eso la guitarra volvía al ropero para ser guardada por mucho tiempo.



Al cabo de unos años, la familia tuvo que dejar Jauja y venir a Lima, fui uno de los primeros en venir, y al hacerlo lo primero que cargué fue mi guitarra, la cuidaba mucho, la trataba con cariño, pero siguió siendo un elemento decorativo de mi habitación, hasta que un dia un mal golpe rajó la caja de la guitarra, y la dejo herida para siempre, mis estudios hicieron que me olvide de ella por completo, mi hermano menor fue creciendo y sus dotes de músico también , él sí tuvo la suerte de ser mas audaz y logró lo que yo no pude, arrancarle algunas notas a la guitarra, con el paso del tiempo un dia me percaté que de ella sólo quedaban el mástil y las clavijas me dio pena y me puse triste por mi regalo de cumpleaños, mi guitarra, me hubiera gustado guardarla de recuerdo pero lastimosamente ya nada queda de ella.









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