martes, 9 de noviembre de 2010

LA JIJA

En la escuela, la maestra Betty siempre nos hacía participar a todos los del salón en cuanta presentación se realizaba en las fechas cívico-escolares, tanto dentro como fuera de las instalaciones de la escuela, y mi persona era una de las mas solicitadas para dichos fines aunque al comienzo esto me molestaba e incomodaba un poco, pero luego con el transcurrir del tiempo me fui acostumbrando y me empezó a gustar dichas participaciones.



Participé en muchas actuaciones de la escuela, hice varios personajes y los bailes y danzas también formaron parte de mi vida escolar. Recuerdo una vez que con algunos de los niños de mi salón Betty formó un grupo que se hizo famoso con la danza de la Jija, danza ancestral de Jauja, con dicho grupo nos fuimos a bailar jija a varios colegios y a distritos de la provincia representando a nuestra escuela, a raíz de esto, ella quiso que nosotros nos perfeccionemos mucho más en esta linda danza, para eso cuando estábamos en sexto grado, reunió a los padres para que apoyen dicho proyecto con la contratación de un profesor de danza y así lo hicieron, para eso nosotros ensayábamos en las tardes en las instalaciones de la escuela y en algunas ocasiones en la casa de la maestra.



Una fecha, se tenía que participar en la plaza de toros “La Talavera de la Reina” junto con muchos colegios de toda la provincia y sus distritos, para tal finalidad, ensayamos muchas tardes, perfeccionando las coreografías y los pasos de la danza, poco a poco llegamos a tener mucha concordancia y uniformidad, luego de mucho sacrificio y con el visto bueno del maestro de danza estábamos expeditos para participar y estuvimos muy orgullosos de hacerlo tanto nosotros como nuestros padres, todo quedo listo para ese Domingo, me acuerdo el día y la hora porque para mi fue un dia frustrante y decepcionante por un pequeño detalle que a continuación les confesaré.



Para nuestra participación en ese entonces, cada uno se hacía responsable por su vestimenta (disfraz), para tal fin le encargué dicha tarea a mi padre el cual me consiguió todo el atuendo como en otras veces lo había hecho, por eso no me preocupé y me confié mucho, le di un vistazo al atuendo y comprobé que todo estaba conforme como siempre, pero cometí un error, no me probé los escarpines, y eso lo pagaría caro.



Ese Domingo llegué a la plaza de toros sólo, cargando mi gran bolsa con mi atuendo y mi sombrero puesto, la gente de la feria me preguntaba si yo bailaría y orgullosamente les decía que si y me daban aliento, ingresé al ambiente donde estaban mis demás compañeros, entre broma y broma comencé a cambiarme y me puse nervioso cuando al ponerme los escarpines estos no me entraban, eran demasiado chicos me ayudó el profesor pero ni modo no había manera de que los escarpines me calcen, y lastimosamente tuve que dejar mi lugar con bronca y maldiciendo a mi viejo, viejo disculpa por maldecirte, con mucha bronca agarré mis cosas y me marché sin despedirme de nadie, rumbo a mi casa, no quería saber nada y ni siquiera me quedé a ver el espectáculo y espectar a mis amigos.



Al llegar la noche, mi padre preocupado llegó a casa preguntando por mí, y al verme me saludó y me preguntó por qué no había danzado, él estaba buscándome con su cámara fotográfica para tomarnos foto a todos los muchachos y no me encontró, un poco molesto le conteste “por tu culpa”, y le expliqué el motivo por el cual no pude danzar junto a mis amigos, él me explicó de que le iban a entregar unos grandes pero el dijo que mejor unos mas chicos y asumió su responsabilidad acariciando mi cabeza y disculpándose por ese error, como me hubiera gustado participar ese día pero bueno, quedó como una mala experiencia.



Pero gracias a esos ensayos y al esfuerzo puesto por nosotros, hasta el dia de hoy no me olvido la coreografía de esa danza. Gracias por eso. A Betty, a nuestros padres y al profe de danza.





No hay comentarios:

Publicar un comentario