sábado, 22 de mayo de 2010

EL CHE


Desde niño tuve como ejemplo a mi padre, incansable, luchador, perseverante, justo y valiente, sobre todo humilde y honrado, su ejemplo de superación me hace estar orgulloso de él, recuerdo que era un incansable lector y hasta ahora lo es adquirí ese habito de él la biblioteca de mi casa repleta de libros de psicología, de pedagogía, de filosofía y de enciclopedias voluminosas que esperaban ahí quietas para ser devoradas en tardes y noches de lectura.

Mi padre es un hombre que respeta y es respetado jamás bajó la cabeza ante nadie y siempre respondía con lo justo con sus palabras y con sus acciones, desde muy joven como él me cuenta estuvo vinculado a cargos políticos y poco a poco se fue forjando un futuro llegando a ser lo que el se proponía a base de esfuerzo y sacrificio sin recibir favores de nadie. Admirador del CHE Guevara y reaccionario al sistema quería luchar por un Perú mas justo y por un pueblo sin clases sociales.

Participante activo de las huelgas magisteriales del SUTEP en aquellos años de dictadura militar llegando hasta las huelgas de hambre en algún lugar de su tierra. Maestro autodidacta en muchas cosas mi padre es de todo : albañil, agricultor, carpintero, electricista, sobre todo profesor y político.

En una ocasión revisando algunos libros revistas y periódicos que había en gran numero en la casa me pidió que lo ayudara a ordenarlos así lo hice y revisando los suplementos de los diarios dimos con un reportaje al Che Guevara constaba de varias paginas y una enorme foto a manera de póster lo revisó meticulosamente mientras me comentaba algo de esa historia que el sabia , impresionado me quede mirando la enorme foto, él también lo hizo y al instante me pidió que vaya por unas tijeras así lo hice, le entregué las tijeras y con mucho cuidado empezó a recortar la foto por sus bordes luego trajo un cuadro que contenía la imagen de un santo, era del tamaño de la foto y al instante lo desmanteló sacó la imagen del santo y en su lugar se dispuso a colocar la imagen solemne e irreverente del CHE, el cuadro quedo bacán, le dio una limpiada como sacándole brillo al vidrio, miro alrededor de la sala como buscando un lugar apropiado para colocar el reluciente cuadro, y eligió uno, hasta ahí se dirigió se subió en una silla martillo en mano y coloco el cuadro con la efigie del Che en una de las paredes de la sala,.luego los dos nos quedamos mirando por un instante esa amarillenta foto colocada en un reluciente cuadro. Me miró y me dijo –ahí esta bien- allí queda y seguimos con nuestra labor de ordenar los demás libros.

Pasaron los años y la figura del Che estaba inmortalizada en la pared de mi sala, ahí estaba el Che con su rostro barbado y su mirada imponente, en 1977 nacería el dos de noviembre en mi casa, sí en esa sala que acondicionamos como habitación para mi madre y con la ayuda de una vecina enfermera en plena madrugada del dia de los muertos nacería mi hermano a quien mi padre bautizaría como Ernesto, así lo llamó Ernesto por el” CHE” me dijo y asió quedo perennizado el nombre del che en mi familia.

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